Los 10 grandes de la década

Venerable Juan Pablo II

El papa Benedicto XVI despidió el año con el reconocimiento de las “virtudes heroicas del Siervo de Dios”, Karol Wojtyla, el papa Juan Pablo II, a quien nombró venerable, el primer paso para la santificación. Es precisamente Juan Pablo II, el papa que según algunos analistas contribuyó a la caída del comunismo representado por las naciones de Europea Oriental –incluida su natal Polonia– a quien los lectores de LA PRENSA eligieron como la principal personalidad de la década.

Karol Wojtyla nació en Wadowice, Polonia, el 18 de mayo de 1920. Desde 1962 se desempeñó como el arzobispo de la ciudad de Cracovia y en 1978 se convirtió en el primer papa polaco, desarrollando el tercer pontificado más largo de la historia. Juan Pablo II fue conocido como el Papa viajero o peregrino, cambiando radicalmente la imagen que el mundo tenía de los pontífices: con sus viajes a naciones pobres y olvidadas se ganó el cariño de millones de personas, no sólo católicas.

Es precisamente la defensa de los derechos humanos, la justicia social y su apoyo a las sociedades más empobrecidas, los elementos que caracterizaron el pontificado de Juan Pablo II. El Papa promovió el diálogo entre religiones, en un mundo donde el fundamentalismo religioso avanzaba tras la caída del comunismo.

Pero el legado político de Juan Pablo II, según los expertos, fue su postura contra las dictaduras comunistas que ahogaban las sociedades de Europa Oriental. También medió en varios conflictos y abogó por la paz mundial. El Papa también tuvo un discurso duro contra el capitalismo que imponía las ventajas económicas y corporativas a la dignidad del hombre. “Capitalismo salvaje”, lo llamó.

El de Juan Pablo II, sin embargo, no dejó de ser un pontificado conservador, férreo opositor de los avances científicos como la fecundación artificial o la investigación con células madres. Ya en 2001, durante una visita que el presidente estadounidense George W. Bush hizo a Roma, Juan Pablo II le exigió que no permitiera este tipo de investigaciones, lo que Bush cumplió a pie de la letra al no autorizar fondos públicos a ese tipo de avances.

El aborto fue la otra gran lucha de Juan Pablo II. Se opuso totalmente a este tipo de prácticas, a pesar de que en muchos países europeos las discusiones sobre el aborto se saldaban con su legalización, no sin generar alboroto entre los sectores católicos y más conservadores. Juan Pablo II llamó a estos procesos como la cultura de la muerte.
A partir de 1981 Juan Pablo II comenzó a padecer varios problemas de salud. Ese año, mientras recorría la Plaza de San Pedro saludando a los fieles católicos allí congregados, el Papa sufrió un atentado perpetrado por el turco Mehmet Ali Agca. Sufrió heridas de bala en el estómago y una mano, que debilitaron su salud. Más tarde al Papa se le diagnosticaría un cáncer de intestino y el mal de Parkinson.

Juan Pablo II visitó dos veces Nicaragua. El 6 de febrero de 1983, la Junta de Gobierno anunció que el Papa llegaría al país, en un viaje de once horas. Celebró misas en León y Managua. La expectativa por su llegada era grande, en un país recién salido de una dictadura y que se precipitaba hacia un nuevo conflicto armado.

La revista Envío, editada por la UCA, recuerda los preparativos de la llegada del Papa en una crónica de la época: “Se puede afirmar que el pueblo de Nicaragua, en su inmensa mayoría, se preparó mucho para esta visita. A nadie escapó la trascendencia del visitante. Las comunidades eclesiales de base y los organismos de masa revolucionarios, a la par que otros grupos confesionales o no, muy amplios y menos fáciles de clasificar, dedicaron mucho tiempo y muchas energías en prepararse para recibir al Papa.”

En Managua, y ante miles de nicaragüenses congregados para escuchar su mensaje, Juan Pablo II habló de la unidad de la iglesia, crítico la llamada “iglesia popular” y abogó por un cambio social importante. Sus palabras, sin embargo, fueron cediendo a un tumulto que venía de la gente reunida en la plaza.

—La unidad de la Iglesia—dijo el Papa —es puesta en cuestión cuando a los poderosos factores que la constituyen y mantienen la misma fe, la Palabra revelada, los sacramentos, la obediencia a los obispos y al Papa, el sentido de una vocación y responsabilidad común en la tarea de Cristo en el mundo—se anteponen consideraciones terrenas, compromisos ideológicos inaceptables, opciones temporales, incluso concepciones de la Iglesia que suplantan la verdadera.

La crónica de Envío recuerda que “algunos grupos le interrumpieron con aplausos, mientras otros empezaron a resonar la consigna “¡Queremos la paz!”. Al oír los aplausos el Papa sonrió por primera y única vez durante todo el discurso. Al continuar la agitación en la plaza, lanzó un impresionante grito de: “¡Silencio!” que sorprendió a todos los que le escuchaban.”

De aquella visita también se recuerda la imagen del Papa al reprender al sacerdote Ernesto Cardenal a su llegada al aeropuerto de Managua. Juan Pablo regresó a Nicaragua en febrero de 1996, en un ambiente diferente al vivido hacía una década. Era, según el Papa, el final de la “noche oscura” de Nicaragua.

Juan Pablo II falleció en 2005, tras una larga agonía. Su agonía, fallecimiento y exequias, fueron seguidas en vivo y directo por las cadenas de televisión internacionales. El mundo entero asistió a su deceso el 2 de abril de ese año. Con su nombramiento como “venerable”, en octubre del próximo año Juan Pablo II podría ser nombrado santo.

Barack Obama, el hombre del cambio

Cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, obtuvo el Premio Nobel de la Paz, la periodista italiana que lo había puesto contra las cuerdas, Oriana Fallaci, exclamó: “Pobre Nobel, pobre paz”. Muchos opinan lo mismo estos días sobre el galardón entregado al presidente estadounidense Barack Obama. Para ellos, Obama no cumple con los méritos suficientes para semejante reconocimiento. Otros afirman que el Nobel del primer presidente negro de Estados Unidos, es una forma de presión para que Obama cumpla con sus promesas. Y lo que Obama prometió es cambio, una política distinta a la desarrollada por la administración conservadora de George W. Bush.

La historia de Obama está revestida de encanto, y seguramente por eso ha conquistado no sólo a la opinión pública de su país, sino que se ha echado en la bolsa al mundo entero. El presidente nació en Honolulu el 4 de agosto de 1961. Fue bautizado con el raro nombre de Barack Hussein Obama. En un país que vivía la segregación racial al rojo vivo, el niño nació de una madre blanca y de un hombre originario de la aldea de Koguelo en el distrito de Siaya, a unos 280 kilómetros al oeste de Nairobi, la capital de Kenia.

El padre de Obama, también llamado Barack, logró una beca para estudiar en la Universidad de Hawai, dejando a la mujer con quien estaba casado y había tenido ya un niño y otro que venía en camino. En la universidad conoció a Ann Dunham, del Estado de Kansas, con quien se casó y tuvo a Obama. Dos años después del nacimiento del niño, el padre se largó a estudiar a Harvard, dejando sola a su nueva familia. Ann, la madre, tomó al pequeño Obama y se fue a vivir con él a Indonesia.

Tiempo después regresaron a Hawai.

Obama cumplió con una selecta formación en las universidades de Columbia y Harvard, fue profesor y defensor de los derechos civiles en Chicago, electo senador estatal en 1997 y más tarde, en 2004, se convirtió en senador federal. Después, vendrían los meses de una larga y cansada lucha por la Casa Blanca, peleó con rabia contra una mujer blanca, la poderosa ex primera dama y senadora por Nueva York, Hillary Clinton.

Bautizado por algunos como “la gran esperanza blanca”, por encarnar el sueño de reconciliación en un país con profundas divisiones raciales, Obama conquistó a los jóvenes, desencantados con la política gringa. Desde entonces, su popularidad creció de forma espantosa, atrayendo principalmente a los jóvenes, quienes se enlistaron a ese ejército de colaboradores que hicieron de todo para atraer a los votantes.

A casi un año de su llega al Despacho Oval, el romanticismos parece desvanecerse. Los grandes y celebrados discursos de Obama no encuentran respaldo con hechos concretos, a la vez que grupos de izquierda y liberales miran con reojo al flamante mandatario, que apenas unos días después del anuncio del Nobel, ordenó reforzar las tropas en Afganistán para continuar una guerra que parece sin fin. Aún así, el hecho de su llegada al Gobierno de la principal potencia mundial significa un hito histórico y los lectores de LA PRENSA escogieron a Obama como una de las personalidades de la década que termina.

Hugo Chávez, el bolivariano

El escritor peruano Mario Vargas Llosa llamó con sorna al venezolano Hugo Chávez el “presidente paracaidista”, en alusión a su paso por el Ejército y al golpe de Estado que protagonizó en 1992 contra el presidente Carlos Andrés Pérez. En 1999 llegó al poder en Venezuela con su Movimiento Quinta República y empezó una serie de cambios políticos caracterizados por la intolerancia, el verticalismo, la censura, las confiscaciones y la exportación a América Latina de una incierta política que él ha llamado el Socialismo del Siglo XXI.

Chávez ha impulsado reformas a la Constitución que garantizaran su permanencia en el poder, un ejemplo que han seguido sus compañeros latinoamericanos como el indígena Evo Morales o el ecuatoriano Rafael Correa. En Nicaragua, a falta de un amplio apoyo popular, Daniel Ortega no ha podido, hasta ahora, seguir los pasos de Chávez y convocar a referéndum, por lo que se ha valido de su influencia en el Poder Judicial para garantizarse la reelección.

Profundo admirador de Simón Bolívar, ha tomado como símbolo de su gobierno al libertador y ha bautizado a Venezuela como República Bolivariana.
Chávez ha generado una profunda polarización política en Venezuela, que desembocó en el golpe de Estado de 2002, con el que fue derrocado por dos días. Regresó al poder gracias a un “contragolpe” del Ejército venezolano.
Chávez ha desarrollado una política externa basada en la compra de apoyo a cambio de ayuda petrolera. Ha tratado de ampliar su forma de Gobierno al resto de naciones latinoamericanas, pero ese proyecto sufrió desgaste el 28 de junio pasado, cuando el Ejército de Honduras derrocó al presidente Manuel Zelaya, aliado de Chávez.

La administración de Hugo Chávez se ha caracterizado por un mal manejo de la economía de un país rico en petróleo. Mientras una parte de la sociedad venezolana que comparte las mieles de poder tiene estilos de vida europeos (la boliburguesía), la pobreza, el desempleo y la violencia se ciernen sobre el resto de la sociedad. Muchos supermercados de Caracas están desabastecidos, la ciudad sufren constantes apagones y en el país abunda el petróleo, pero escasea el agua potable.

Estas carencias han hecho que la popularidad del bolivariano caiga por primera vez desde 1999, y para desviar la atención y aumentar su respaldo, Chávez ha apelado a la vieja estrategia populista y caudillista latinoamericana: el nacionalismo. El presidente venezolano, según los expertos, se ha inventado un conflicto con Colombia, para desatar la guerra que hasta ahora no ha podido dirigir, a diferencia de su héroe guerrero, el libertador Bolívar.

George W. Bush, el presidente guerrero

La Administración de George Walker Bush se inició de la peor manera posible: el 11 de septiembre, apenas ocho meses de haber llegado a la Casa Blanca, unos terroristas suicidas secuestraron aviones comerciales que estrellaron contra los dos grandes símbolo de la política y la economía estadounidenses: las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono. Hubo más de 3 mil muertos.

Bush recibió la noticia en una escuela de Florida, mientras hablaba con un grupo de niños. Para la historia quedó su rostro descompuesto, mientras un asistente le susurraba al oído el horror vivido en Nueva York. Bush ordenó una cacería contra el que ya era el enemigo número uno de Estados Unidos, el árabe Osama Bin Laden, quien organizó las masacres de Nueva York y Washington.

Comenzó así una época de guerras, con las invasiones de Irak y Afganistán, donde las tropas de Estados Unidos parecen empantanadas en su lucha contra la insurgencia talibán. La estrategia de Bush tuvo relativo éxito en Irak, donde sus tropas capturaron al dictador Saddam Hussein, condenado por masacres y ahorcado. Irak, sin embargo, sigue siendo un país inestable y su seguridad sigue dependiendo de las tropas extranjeras.

George Bush nació en New Haven, Connecticut, el 6 de julio de 1946. Fue el primer hijo del matrimonio de George H. W. Bush y Barbara. Bush estudió en la Phillips Academy en Andover, Massachusetts, y más tarde en la célebre Universidad Yale, donde estudió Letras. Años más tarde, trabajaría en el negocio petrolero, después de obtener un máster en Administración por la Harvard Business School.

Bush ha sido recordado por ser el presidente que logró un apoyo incondicional del mundo tras los ataques, pero también el que violó la diplomacia internacional, al invadir un país dentro de su lucha contra el terrorismo y su famoso “eje del mal”.

La de Bush fue tachada como una Administración incapaz, dada la respuesta tardía brindada a los miles de damnificados del huracán Katrina, que en 2005 devastó Nueva Orleans.

“¿Por qué no te callas?”

Esta frase le espetó el Rey Juan Carlos, de España, al presidente venezolano, Hugo Chávez, durante la última sesión plenaria de la XVII Cumbre Iberoamericana. El Rey estaba irritado porque Chávez intervenía durante el discurso del Jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien el venezolano no dejaba hablar. Fue entonces cuando el Rey le dijo la célebre frase a Chávez, el 10 de noviembre de 2007 y que hemos escogido como la más popular de esta década.

Osama Bin Laden y su “Guerra Santa”

Bin Laden es el hombre que marcó la década. La Casa Blanca de Bush los acusó de organizar los atentados terroristas contra Estados Unidos, el hecho histórico que marcó un antes y después en occidente. Bin Laden es el fundador de la organización terrorista Al Qaeda, que también organizó los atentados en Madrid, en marzo de 2004, y Londres, en julio de 2005, como represalia contra los gobiernos español y británico por participar en la guerra contra el terrorismo desatada por Bush.

Osama Bin Laden nacido en Riad, Arabia Saudita, el 10 de marzo de 1957, es hijo de un multimillonario empresario de la construcción, Mohammad bin Laden. Osama cuenta con una licenciatura en Administración de Empresas y en 1968, tras la muerte de su padre en un accidente aéreo, heredó la fortuna familiar, que según sus críticas ha sabido utilizar para financiar su organización terrorista.

En 2001, la controvertida periodista italiana Oriana Fallaci escribió su polémico ensayo “La rabia y el orgullo”, en el que acusaba a Bin Laden de querer destruir Occidente y su cultura. Fallaci aseguraba que Bin Laden pretende extender el islam más fundamentalista, acabando con los ideales que mantienen a Occidente: la democracia, el laicismo, la libertad. Por sus razonamientos, la Fallaci se ganó el odio del fundamentalismo islámico, que la mantuvo amenazada hasta su muerte por cáncer en 2006.

Osama Bin Laden encontró refugio en Afganistán, país dominado por el régimen talibán que mantenía a los afganos sumidos en una forma de vida medieval. Según la Wikipedia, Bin Laden escogió a Afganistán como su refugio por considerarlo como el único país realmente islámico, entendiendo el Islam, entre otras cosas, como una forma de lucha violenta contra los “impuros”. Su política personal es combatir las “injusticias” de Estados Unidos, destruir a Israel e imponer la yihad, lo que algunos llaman la “guerra santa”.

Fidel Castro, dictador tropical

A pesar de que Fidel Castro dejó oficialmente el poder el 31 de julio de 2006, después de haber sido operado de urgencia debido a una grave enfermedad intestinal, los destinos de Cuba parece que siguen siendo manejados por ese anciano barbudo desde el complejo conocido como Punto Cero, la casa de retiro del dictador comunista. El anuncio de su renuncia marcó la mitad de la década, asombrando a un mundo acostumbrado a verlo en el poder o levantando el brazo mientras daba sus largas peroratas a los cansados vecinos de La Habana.

Desde ahí Castro prepara sus “reflexiones”, textos publicados por la prensa cubana en la que el líder de la revolución analiza temas de actualidad, desde el Nobel de Barack Obama hasta el poderío militar chino. En su retiro el comandante pasa los días leyendo vorazmente, informándose de cuanto ocurre en el mundo y tratando de mantener viva la idea de isla-revolucionaria-comunista que él fundó.

Las cuentas, sin embargo, no cuadran en Cuba. Y el hermano del comandante, Raúl Castro, tuvo que admitir que la economía de la isla está en terapia intensiva. Castro dijo que la economía volverá a una fuerte planificación, dado un pie atrás en la insípida apertura que inició desde que asumió el mando de la isla. Y es que 2009 no ha sido un buen año para Cuba: las inversiones disminuyeron un 16%, las exportaciones cayeron un 22 y las importaciones alcanzaron el 37,4 por ciento.

En La Habana el Gobierno ya afirmó que no tolerará ningún tipo de protestas. Nada nuevo para los cubanos, acostumbrados a la mano dura del compañero Fidel.

Luis Inácio Lula da Silva, el político carismático

Si hay un sueño americano, debe estar en Brasil. Luis Inácio da Silva nació el 27 de octubre de 1945 en el pueblo de Caetés, con una población actual de cinco mil habitantes, es el penúltimo de ocho hermanos, hijo de padres campesinos que migraron a Sao Paulo cuando tenía 11 años.

En la ciudad aprendió a leer y escribir, tuvo su primer trabajo como lustrador, fue ayudante de tintorería y de ahí saltó a las metalúrgicas con jornadas de doce horas cuando tenía catorce años.

Su mayor logro escolar fue un curso de torno mecánico en la industria que culminó en 1963 y sólo entró en la vida sindical cuando su hermano Frei Chico, simpatizante del Partido Comunista, fue encarcelado y torturado por los militares.

A los 22 años perdió durante el parto a su primera esposa María Lourdes, una operadora textil. El bebé también falleció. Su hijo mayor lo tuvo con una enfermera, pero se casó con Marisa, una joven viuda y madre, que le tuvo tres hijos y ahora es la Primera Dama de Brasil.

En febrero de 1980 con intelectuales, teólogos de la liberación y sindicalistas fundó el PT  y en abril, pocos meses antes de viajar a Nicaragua, Lula organizó una huelga de 41 días en la industria en la que participaron 270 mil trabajadores paulistas y por la que estuvo un mes preso.

Son de sobra conocida sus tres derrotas electorales, pero pocos conocen que para la primera nominación en 1989 tuvo que registrar oficialmente su apodo “Lula”, como habitualmente llaman a los Luiz en Brasil, pues está prohibido que los candidatos usen sobrenombres.

El primero de enero del 2003, cuando asume como presidente, mencionó en su discurso de apertura: “ Y yo, que durante tantas veces fui acusado de no tener un título universitario, consigo mi primer diploma, el título de presidente de la República de mí país”.

Lula es uno de los presidentes de una de las diez economías más grandes del mundo y uno de los 20 hombres más influyentes del planeta, según la revista Newsweek. Lula es la envidia y admiración de los políticos. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo recientemente que Lula era “una referencia para todos los políticos”.

Lula ha admirado al mundo por redefinir las relaciones diplomáticas en América Latina, pero sobre todo por elevar a potencia mundial a Brasil y ponerla en el centro de la política internacional: su Gobierno aspira a tener una silla en el Consejo de Seguridad de la ONU y Río de Janeiro será la sede de los Juego Olímpicos de 2014. Con Lula, esta década fue la década de Brasil.

Bill Gates, genio de la tecnología

Gates es uno de los hombres que, desde la ciencia y el desarrollo tecnológico, nos cambió la vida para siempre. El desarrolló el sistema operativo más usado en el mundo Microsoft Windows y sus aplicaciones como Internet Explorer, que mantienen el 86 por ciento de la cuota de mercados de sistemas operativos para computadoras en el mundo. Microsoft ha transformado nuestra forma de trabajar, de comunicarnos y de informarnos.

Pero además de ser un genio de la tecnología, Gates se mantuvo como un líder durante esta década por su trabajo filantrópico. La Fundación Bill y Belinda Gates fue creada en el año 2000 como una organización sin fines de lucro que apoya en temas de acceso a salud y educación en los países más pobres.

En 2004 la fundación financió una campaña de 200 millones de dólares para la prevención del sida en la India. En 2006 hizo una donación de 500 millones de dólares para financiar la lucha contra el sida en 132 países. También donó 218 millones de dólares para combatir la polio en África. Por su trabajo filantrópico, la fundación recibió el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2006.

Bill Gates es considerado el hombre más rico del mundo. La prestigiosa revista Forbes coloca su fortuna entre las mayores del planeta, calcula en 56 mil millones de dólares. Bill Gates anunció en 2006 su retiro a la cabeza de Microsoft, la compañía que transformó el presente en futuro.

Michael Jackson, monarca pop

“Al pop se le paró el corazón a las 12:26, hora de Los Ángeles”. Así comenzaba la crónica con la que informaba de la muerte de Michael Jackson el diario español El País. La noticia de que Jackson dejó de respirar fue el hecho mediático del año y una de las más destacadas de la década. Los expertos afirman que con la muerte de Jackson terminó toda una época para la música popular.

Jackson era llamado el rey del pop, por el simple hecho de llevar el entrenamiento mundial a otro nivel, con conciertos y videos de magnitudes faraónicas.

Jackson murió de un paro cardíaco en su casa de Bel-Air, pero su deceso estuvo ligado a los rumores de que pudo ser causa de una negligencia médica. Las controversias se desatan ahora por su los derechos de su legado musical, la potestad de sus hijos y las acusaciones de pedofilia que pesaron a lo largo de su carrera.

Jackson fue un hombre excéntrico. Las crónicas periodísticas lo pintan como un maníaco, un loco. Temía envejecer, por lo que dormía en una burbuja de oxígeno que evitaría que sus células se marchitaran. No le gustaba el color de su piel, por lo que se hizo blanco. No vivió una infancia feliz, por lo que se construyó un rancho con nombre de cuento de hadas: Neverland, un inmenso parque temático donde invitaba a niños a divertirse. Las acusaciones de supuestos abusos contra menores lo llevaron a la banca rota, por lo que en los últimos días de su vida intentaba reinventarse para ganar dinero con una gira que arrancaría el 13 de julio pasado. No tuvo tiempo. Al rey del pop se le paró el corazón el 25 de junio.

Tiger Woods, el tigre del deporte

La imagen de “niño bueno” de Tiger Woods se vino al piso recientemente, cuando a finales de noviembre estrelló su auto contra un árbol, muy cera de su casa en La Florida.

En ese momento, los medios de información amarillistas destacaron que Woods iba huyendo de su esposa  Elin Nordegren, con quien tiene dos hijos, debido a una pelea producto de una discusión por  actos de infidelidad.
Pero no sólo fue una vez infiel. Con el pasar de los días, comenzaron a surgir una, dos, tres, bueno la lista iba por quince mujeres recientemente, que aseguran haber sido amantes de Woods, ya casado y con hijos.

Esta noticias afectaron el matrimonio de Woods, su imagen de “niño bueno” se vino al piso, varias multinacionales decidieron retirar los contratos de publicidad millonarios y otras se tomaron una pausa mientras pasa la tormenta.

En fin, ahora Woods hace planes de un divorcio que le costará, según algunos entendidos, la mitad de su fortuna, unos 600 millones de dólares.
Pero estos problemas personales de Woods, que sólo deberían preocupar en su matrimonio y en su familia, no pueden echar al traste de la basura el espectacular rendimiento de este joven negro estadounidense, que sido para el golf lo que en su momento fueron figuras como Ali en el boxeo, Jordan en el baloncesto, Owens en el atletismo, Ruth en el beisbol.

Woods ha sido sinónimo de alto rendimiento a lo largo de esta década, y por esa razón debe ser, de forma inobjetable, el Atleta de la Década.
¡Sí, aunque parezca broma!, un tipo con un palo de golf, una boina, ropa de marca y un carrito en el que se mueve en la cancha, es el mejor deportista de una  década de grandes hazañas en el deporte, por encima los impactos provocados por el velocista jamaiquino Usain Bolt, el nadador Michael Phelps, el ciclista Lance Armstrong, quien dominó el tormentoso Tour de Francia, el sorprendente tenista suizo Roger Federer, Kobe Bryant de los Lakers, Albert Pujols de los Cardenales de San Luis, Alex Rodríguez o Derek Jeter de los Yanquis, el quarterback Tom Brady, de los Patriots de Nueva Inglaterra, Ronaldinho que brilló con el Barcelona, el portugués Cristiano Ronaldo, el piloto Michael Shumacher, entre muchos otros.

AP explicó que Woods cayó de su pedestal en unas tres semanas, pero los 10 años que las precedieron fueron quizás la mejor década de cualquier jugador en la historia del golf, porque ganó el 30 por ciento de los torneos en los que participó, un promedio sin precedentes.

El golf no es un deporte popular en Nicaragua, pero en el mundo tiene un avance increíble, en una industria millonaria, gracias precisamente al empuje que le ha dado Woods desde su aparición en los circuitos de la PGA.
Según AP, “Woods ganó 64 veces alrededor del mundo, incluyendo 12 majors, y levantó al menos un trofeo en cada continente donde se juega al golf. Sólo perdió una vez cuando tenía la delantera rumbo a la última ronda. Sus 56 triunfos en el tour de la PGA en una década son más de lo que cualquiera, excepto los cuatro mejores golfistas de la historia, haya ganado en su carrera”.

Woods dominó la década en el golf. Hizo que la afición a este deporte creciera día a día, en cada torneo que participaba.

Nunca hubo un descenso en los ratings, todo era positivo, y eso es muy importante para también escogerlo como un impacto mediático no sólo en Estados Unidos, sino en el mundo.

Ahora, casi siempre podemos ver su desempeño a través de las principales cadenas deportivas del mundo, incluso en vivo, como ocurre regularmente con ESPN. Así que no hay duda que Woods sea el Atleta de la Década, aunque sea declarado “non grato” por su esposa Elin y la familia de ésta.