El esbelto y menudo cuerpo de Sapjha Araica Ibarra fue creado para el ballet clásico. “El ballet transforma a la persona, es trasladarse a otro mundo”, dice esta bella trigueña de 20 años que además de bailarina es educadora artística. El mundo de Sapjha se divide entre los aplausos que recibe en el escenario, las clases que imparte a niños y sus estudios de Diplomacia. Así, se describe versátil, pero también elegante y fuerte; las tres cualidades que también posee esa danza que tanto le apasiona.