Por Octavio Enríquez y Eduardo Cruz
Nueve días antes que sus hermanos Roberto y Harold Rivas Reyes fueran denunciados en noviembre del año pasado por no pagar 100 mil dólares en impuestos al fisco costarricense, en el Juzgado Sexto Civil de Distrito de Managua calladamente se entabló una demanda contra otro miembro de la polémica familia ligada al cardenal Miguel Obando, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Managua.
Mario Alberto Rivas Reyes, actual secretario de la Presidencia, es requerido por la Procuraduría General de la República (PGR) para que cancele, junto a cinco ex funcionarios de la institución que dirigió, una cifra astronómica: 139 millones 316 mil 978 córdobas con veinte centavos en concepto de glosas, más de seis millones 600 mil dólares al cambio de hoy.
Es un reto para el procurador Hernán Estrada, tratándose de un personaje vinculado a la administración de su jefe, el presidente Daniel Ortega, quien mantiene una gran amistad con Roberto Rivas y con el protector de los Rivas Reyes, el cardenal Obando. Hasta el momento los Rivas Reyes han sido intocables.
También porque, en el caso de Mario Rivas Reyes, el ex funcionario se encuentra amparado de acuerdo a las cédulas judiciales 403-2005 y 405-2005, emitidas por la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
La información está en la página electrónica de la PGR.
“Somos beligerantes con todos los casos. No nos fijamos de quién es hermano el funcionario. Es nuestro deber. Aquí los funcionarios tienen instrucciones de actuar en todos los casos”, dijo Estrada por teléfono en las primeras declaraciones que se conocen de su parte sobre esta demanda.
- El Procurador General de la República, Hernán Estrada, informó el cinco de febrero pasado al presidente de la CGR, Guillermo Argüello Poessy, el monto de la demanda de Rivas Reyes, pero también todos los casos en los que han demandado a ex funcionarios desde 2007.
De acuerdo con los nombres exhibidos por Estrada, es al parecer una galería de los casos de corrupción que se han ventilado públicamente en los últimos años.
Figuran ahí personajes ligados al gobierno del ex presidente Arnoldo Alemán, como Salvador Quintanilla, Jorge Solís Farias, Byron Jerez Solís, entre otros.
Hay lugar también para funcionarios como Clemente Guido, actual director del Instituto Nicaragüense de Cultura, entre otros ex funcionarios.
En su informe, Estrada dice que por lo menos 24 ex funcionarios han hecho arreglos de pago con la institución. Esos arreglos estipulan cuotas desde 876 córdobas hasta 17 mil. Por todo, se han pagado por estos arreglos 105 mil 843 córdobas.
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LA PRENSA llamó a Mario Rivas Reyes, quien figuró como el presidente de Cobanicsa, pero una mujer que no se identificó dijo simplemente que lo llamaran a otra hora en su residencia. Luego colgó.
Según los documentos oficiales, además de Rivas Reyes, el resto de miembros de la junta directiva de Cobanicsa que son demandados son: Julio César Ruiz Galeano, Arturo Elí Tablada, Oscar Tomás Bonilla, Emma Morales Gaitán y Luis Bravo Henríquez.
“LA COBRA”
Rivas Reyes fue requerido en noviembre pasado junto a los otros funcionarios de la antigua Cobranzas Bancarias de Nicaragua (Cobanicsa), conocida popularmente como La Cobra, para que paguen al Estado la millonaria cantidad.
De acuerdo con los datos de la PGR, es la demanda más alta que se le hizo a ex funcionarios desde 2007 (representa el 37 por ciento del monto total reclamado en los tribunales), según un informe de la Procuraduría enviado a la Contraloría General de la República (CGR).
El procurador encargado de la demanda número 029202-RM1-2009CV es Allan Emir Altamirano Morán y está radicada en el Juzgado Sexto desde el 17 de noviembre del año pasado, para ser exactos en el estante 38 Columna A, fila 1, caja 00006751, según la información judicial.
La documentación del caso es copiosa y abarca los años en que Rivas Reyes estuvo al frente de esa institución en 1997-98. La historia se encuentra en los archivos de la CGR. El pliego de glosas número 48, firmado por los contralores el 29 de julio de 2003, estableció reparos económicos por más de 354 mil 748 córdobas , en su mayoría por un dinero “entregado a asesores legales externos de Cobanicsa para la recuperación de créditos que carecen de documentación que justifique el egreso”.
Rivas Reyes también aparece “pegado” junto a Tablada y Bonilla Henríquez en el pliego de glosas número 43 por 28 millones 246 mil 509 córdobas, la mayoría por descuentos aplicados “directamente a la deuda de clientes después de aplicada la modalidad de cancelación total, a los que se les concedió plazos para cancelar el saldo resultante”, dice un informe del nueve de julio de 2004.
Otra glosa, la número 46, establece una sanción de 219 mil 112 córdobas a Rivas Reyes, también por descuentos; y si es la número 47 (aplicada a él, Tablada y Bravo Henríquez), es por 823 mil 793 córdobas.
LAZOS MÁS ESTRECHOS
Pese a todas las denuncias, los Rivas Reyes siempre han ocupado puestos en el escalafón gubernamental y se les ha protegido desde el poder. Con este Gobierno, los lazos se han fortalecido.
La última semana de enero se conoció, por ejemplo, gracias a la publicación de la Gaceta Diario Oficial, que Mario Rivas Reyes, que contradictoriamente es demandado por el Estado, asistía a reuniones del Instituto Nicaragüense de Turismo como “secretario de la Presidencia”.
EL CASO DEL MAGISTRADO
Roberto Rivas Reyes, por su lado, fue propuesto por Ortega recientemente como magistrado del Consejo Supremo Electoral (CSE), donde se desempeña como presidente. Este funcionario, señalado del fraude electoral de 2008, es anfitrión además de dos hijos del mandatario en Costa Rica, donde ellos estudian en una lujosa universidad.
Con el embajador de Nicaragua en Costa Rica, Harold Rivas, ocurre otra cosa. Señalado de aprovecharse de sus beneficios diplomáticos para favorecer a su hermano, llegó incluso a pedir que la Fuerza Pública Costarricense actuará contra el diario La Nación, que investigó la evasión fiscal el año pasado.
¿Qué los sostiene en el poder? Los Rivas siempre han considerado al cardenal Miguel Obando, aliado también de Ortega, como un miembro de su familia.
Lo conocen desde hace 40 años, cuando la madre de éstos, Josefa Reyes Valenzuela, se convirtió en la secretaria del religioso, mientras él vivía en Matagalpa.
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