Salvavidas
Si algo ha dejado claro Daniel Ortega es que se aferrará a Roberto Rivas como náufrago a salvavidas. Ortega ve a Rivas, por ahora, como su único boleto para seguir siendo presidente de Nicaragua más allá de lo que las leyes lo permiten. No sólo porque el orondo presidente electoral aceptará sin empacho alguno que se inscriba como candidato a pesar que la Constitución lo prohíbe, sino también porque es quien desde ya le tiene asegurada la victoria. “¿Con cuántos votos quiere ganar, comandante?”.
Crisis y delirios
Y si uno la piensa bien, hasta puede llegar a entender la desesperación de Ortega. ¿Qué será de la vida de este hombre sin ser Presidente? Él, que nació para eso. ¿Quién más lo va a invitar a las cumbres? ¿Cómo podría sobrellevar su vida sin sentirse parte de un club que quiere gobernar al mundo? ¿Lo llamará Chávez siendo solamente el secretario de un partido? Ni siquiera podrá ser el candidato. ¡Santo Dios! ¿Y si se le van arriba con el partido? Él, que está convencido que es el nuevo mesías. Él, que en un momento hasta creyó que podría ser un líder mundial. ¿Por qué no? Otro Fidel. Un Mandela. No es obsesión. Es miedo. Un futuro aterrador donde ya no será más el gran líder. Su depresión es comprensible y hasta se debería buscar alguna terapia para ayudarlo. Lo que no se puede aceptar es que se cargue a todo el país en esos sus delirios de grandeza.
“Sea varón…”
Y ya para terminar con el presidente Ortega, ¿qué raro que no salió en defensa de su amigote Hugo Chávez cuando el presidente colombiano Álvaro Uribe le espetó: “Sea varón, quédese aquí porque a veces usted insulta en la distancia, pero cuando estamos cara a cara no hablamos”. Digo esto porque cuando el rey de España lo regañó con aquel “Por qué no te callas”, Ortega lo resintió más que el propio Chávez y como no tenía con qué salir, hizo una ensalada del colonialismo con el caso Unión Fenosa. Para demostrar su lealtad, supongo. ¿Se acuerdan?
Caso “Amalia”
El caso de “Amalia”, la joven embarazada y con cáncer ha puesto en evidencia lo que muchos dijimos desde el comienzo. No se trata de estar a favor o en contra de aborto, como se ha querido establecer, sino a favor de la vida, incluida la de las mujeres, por supuesto. En consecuencia, la decisión sobre si se le debe practicar o no un aborto a una mujer en condiciones de urgencia médica la deben decidir los médicos y no ninguna iglesia, grupo feminista y, peor aún, políticos en campaña.
Un pecado
Las leyes se deben corresponder con el nivel de madurez que tenga una sociedad. Por lo tanto, insisto, en Nicaragua no caben leyes “estilo europeo” como proponen algunas feministas, pero tampoco Nicaragua es una sociedad en el Medioevo para que se imponga un dogma religioso como ley. El gran ausente en el debate de la ley que prohibió definitivamente el aborto en Nicaragua fue la ciencia y por ello llegamos a casos como la tragedia que enfrenta esta joven enferma y embarazada. Un pecado.
Poder de peatón
Saben… Yo siento mucha satisfacción cuando veo a un peatón cruzar orgulloso la calle después de apretar el botón de un semáforo para detener el tráfico. Es un poder que como sociedad le hemos dado al elemento más débil del caótico tráfico urbano. Y me revuelve el estómago cuando algún busero abusivo casi que le echa el bus para que se apure como si no fuera el peatón dueño por ley de ese tiempo de luz verde.
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