El tan ansiado Acuerdo de Asociación Comercial entre Centroamérica y la Unión Europea (UE) es cuestionado fuertemente por los empresarios del istmo.
El empresariado centroamericano expresó, a través de un comunicado, su “descontento” por el rumbo que están tomando las negociaciones comerciales, y hacen una clara advertencia de que “existen productos sensibles, ofensivos y defensivos, que de no ser atendidos, se estaría forzando al sector privado a renunciar a esta negociación”.
A través del comunicado emitido por el Comité Empresarial Centroamericano (CECA) se reclama a los gobiernos del istmo que “se ha cedido demasiado” en los temas de apertura de las fronteras, mientras del lado de los europeos no se reciben las mismas condiciones. Incluso señalan que de firmarse el acuerdo sin tomar en cuenta su posición, éste sólo tendría valor político, mas no comercial.
Fernando Mansell, presidente de la Asociación Nicaragüense de Arroceros (Anar), dijo a LA PRENSA que la implicancia de llegar a firmar los gobiernos el Acuerdo de Asociación con Europa, con las condiciones actuales, será que no se acepten de parte del sector empresarial.
Señala que el perjuicio sería grave económicamente, porque la región quedará en completa desventaja, porque al abrirse las fronteras se recibirán los productos europeos en preferencia.
“Aquí hay mucha letra escondida, porque dicen que es un acuerdo comercial, pero Europa pone trabas a los productos agrícolas, que es el desarrollo de la región. Debemos reflexionar los negociadores de nuestros países en si conviene seguir esa negociación”, dijo Mansell.
BURRO AMARRADO,TIGRE SUELTO
Las inconformidades se dan principalmente en lo referido al pilar comercial, porque la UE no quiere otorgar las cuotas y condiciones de los contingentes de productos sensibles y de mayor interés para la región, como son café, azúcar, ron, arroz, carne y de zona franca.
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Sólo el rubro café y zona franca, según refleja el texto del documento del acuerdo, representa el 70 por ciento del intercambio comercial de interés entre Centroamérica y Europa. Por lo tanto, si se cede, la región tendría pérdida económica, dejando en ventaja a los europeos.
Además, expresa el CECA, después de tres años de negociación, sigue sin consolidarse el Sistema General de Preferencias (SGP Plus), que establece la liberación de aranceles para entrar al mercado europeo de los productos sensibles.
Aquí el “pegón” se da en los productos de zona franca, los cuales en este momento la región exporta en las condiciones del SGP Plus, pero los europeos no quieren incluirlos en el acuerdo, sino más bien asignarles cuotas, a lo cual los empresarios regionales se oponen.
“No existe un solo sector que se sienta cómodo con el grado de apertura ofrecido por Europa, lo cual nos lleva a pensar que existe una clara discordancia entre el discurso político y las posiciones rígidas que plantea Europa en las mesas de negociación”, expresa el CECA.
CENTROAMÉRICA INFLEXIBLE
Por su parte, Henry Thompson, del equipo negociador en el acuerdo que representa al Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) de Nicaragua, dijo a LA PRENSA que se sigue peleando en lo referente a las normas de origen del café, porque Centroamérica exige que sea rígida.
“Significa que si se va a permitir café tostado y molido, sea cien por ciento centroamericano, pero ellos (UE) plantean 90/10, y nosotros decimos que es inconcebible, porque si aceptamos sería un gran riesgo que sería perjudicial para la región”, afirma.
Thompson argumenta que el riesgo está en que las mezclas europeas mayormente son con café de Arabia y Egipto, y si se concede ese 10 por ciento de margen, podría perfectamente facilitarse que el café enviado de Centroamérica se mezcle con otros como el de Vietnam, y al final etiquetarse como centroamericano.
“Vamos a suponer que la mezcla empacada para el consumo al final no sea robusto, con el sabor, aroma y calidad del café nicaragüense, en nuestro caso. Si ese producto sale mal, se da a conocer al resto del mundo”, dice al señalar que eso afectaría el prestigio de Nicaragua.
Los empresarios plantean inflexibilidad igual en arroz, carne y azúcar, porque Europa sólo acepta dar una cuota de 50 mil toneladas por cada uno de estos rubros libres de arancel, con 10 por ciento de crecimiento anual.
Para los centroamericanos es una “burla”, porque en la práctica a cada país le tocaría una cuota de 8.3 mil toneladas métricas por producto, ya que ahora son seis los países, al sumarse Panamá recientemente.
Entorpece la negociación el hecho de que Europa pida acceso a productos cedido por la región a Estados Unidos con el Cafta. Tal es caso de la leche en polvo, queriendo exportar con cero arancel, lo cual no aceptan los empresarios.
Para la próxima y previsiblemente última ronda, programada a partir del 19 de abril en Bruselas, se dejaron los temas más espinosos. El riesgo que avizora el sector privado es que al dejar los productos sensibles para la última ronda, al final definan las cuotas los ministros de Economía y por la presión de Europa en concretar el acuerdo, acepten firmar presionados políticamente y no por los intereses comerciales.
Los negociadores técnicos del Gobierno y del Cosep buscarán reunirse la próxima semana con el Ministro de Economía, para dejar sentada la posición de rechazo a lo hasta ahora dispuesto en la negociación. Llevarían la posición de que si en la última ronda los europeos no ceden, el sector empresarial no reconocerá el acuerdo.
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