“Ser emprendedor es una forma de vida, basada en una lucha constante por transformar nuestros sueños en realidad”
Rafael Alcaraz
La verdadera filosofía emprendedora estriba en una actitud positiva, en crearse oportunidades en un entorno —aparentemente— limitado. En derribar barreras tradicionalmente impuestas o autoimpuestas, donde estas últimas suelen ser aún más difíciles de erradicar, que se alojan en el pensamiento humano. Emprender es precisamente creer en lo que nadie ha creído antes, ver una oportunidad a través de una cortina de pesimismo para finalmente apostar en aquello donde todos los pronósticos son desalentadores y te sugieren una retirada inmediata.
Las grandes ideas no siempre surgieron en un laboratorio con tecnología de punta ni fueron doctores o científicos los que las desarrollaron. Muchas de las grandes ideas han surgido en el garaje de un adolescente o invenciones por accidente cuyas patentes hoy se comercializan en todo el mundo —véase el caso de Percy Spencer, inventor del microondas—. Esto por citar un ejemplo en el rubro tecnológico o empresarial.
En el ámbito social se menciona un caso muy interesante que nace en Chile. Un grupo de jóvenes universitarios fundadores en 1997 de Un techo para mi país incubaron y nutrieron su proyecto emprendedor brindando un honorable e impresionante servicio a la comunidad chilena al promover programas de habilitación social por medio de la construcción de viviendas dignas para los asentamientos o barrios más vulnerables. Hoy por hoy, el proyecto que nació como un sueño guajiro ha construido más casas que el Gobierno; ha trascendido con una acción —la materialización de una actitud— cuyo legado se ha extendido en 15 países de la región latinoamericana, incluyendo a Nicaragua.
¿Pero qué hizo posible esta gran obra?, el espíritu emprendedor de un grupo de jóvenes y el ímpetu en cada uno de ellos, la capacidad organizacional y por sobre todas las cosas, una voluntad inquebrantable.
Si más emprendimientos de tal envergadura se cumplieran se podría revertir la profecía del Centro de Inteligencia Americana (CIA) que estima que para el 2020 el mapa económico mundial será dominado por Estados Unidos conservando su estatus de primera potencia mundial pero con menor fuerza; una notable participación del bloque asiático en segundo lugar, seguido por la India. Para esos años se estima que el mundo será menos americanizado y más chino, siendo Chile el único país de la región latinoamericana que tendrá una participación económica y donde países como Argentina, Brasil, Venezuela, México, Costa Rica ¿Nicaragua?, ni siquiera figurarán como aporte a la economía mundial, similar a la posición de África —y ya sabemos de sobrada manera como es la situación en aquel desolado continente—.
Muchos personajes que ostentan los cargos más importantes del país, los tomadores de decisiones, no han aterrizado a la realidad criolla. Veámoslo de esta manera, si no son capaces de atender los diagnósticos y proyecciones económicas de respetables analistas nacionales e internacionales sobre el actual rumbo del país; ¿será posible que puedan mirar a un costado y leer un plan de negocios de un grupo de jóvenes universitarios que con todas las ilusiones del mundo han desarrollado una estrategia coyuntural para resolver las crisis que agobian a Nicaragua?, sí efectivamente esto se diera entonces se cumpliría —para la gran alegría de muchos— aquella famosísima frase de que aquí el pueblo sí es presidente.
La autora es docente universitario
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