Pese a que la posición oficial de la Policía Nacional es de que sus fuerzas están destinadas a garantizar la seguridad e integridad de la ciudadanía y bajar el nivel del conflicto, como aseveró ayer la Jefa de Relaciones Públicas de esa institución, comisionada mayor Vilma Reyes, fuentes policiales sostienen que en los mandos intermedios ocurre lo contrario.
Un agente policial que por razones obvias prefirió el anonimato, aseguró que las fuerzas policiales no actúan en contra de los simpatizantes sandinistas porque “se nos ha dicho que nos hagamos de la vista gorda”.
En esto señaló tiene mucho que ver el decreto presidencial emitido en fechas pasadas a través del cual prorrogaba por cinco años más la permanencia en la institución de fundadores de la Policía, que son en total 460, y muchos de estos leales a Ortega y algunos de ellos utilizan las formaciones diarias para realizar “una tribuna de concienciación política a favor del Frente Sandinista”.
A esto le agregó el informante, que quien ahora está a cargo de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía (DOEP), utilizada en hechos relevantes como los ocurridos en la presente semana, está bajo el mando del comisionado mayor Justo Pastor Urbina, esposo de la comisionada mayor Elízabeth Rodríguez, jefa de Personal y Cuadro de la Policía, una de las comisionadas que asistieron a una actividad del FSLN donde se aprobó la reelección del presidente Daniel Ortega.
Días después ella fue pasada a la Dirección de Personal y Cuadro considerada importante para la toma de decisiones en la institución y luego ascendió a su marido cuando en tiempo no le correspondía.
Ambos funcionarios fueron escoltas de Ortega en los años 80 y también favorecidos con las casas del embajador Tomás Borge, en Bello Horizonte, donde habitan actualmente. Señala el informante que aunque los daños en el Hotel Holiday Inn eran evidentes, la Brigada Antimotines actuó hasta que se dio la orden de que los simpatizantes sandinistas se retiraran del sitio.
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