Mi Punto de Vista
La oposición le ha perdido el temor al FSLN. Antes, de forma dócil, le decía “sí señor” a todas las resoluciones que sacaban en la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Actualmente, los magistrados liberales en el Supremo Tribunal están dando la batalla.
La desesperación de la dictadura actual de ver que la oposición parlamentaria dictaminara la ley que derogará el decreto 3-2010, de Daniel Ortega, hizo que los magistrados orteguistas de forma ilegal trataran de radicar el recurso positivo de conflicto entre Poderes del Estado, presentado por la diputada rojinegra Alba Palacios, con el rechazo mayoritario de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional (4-3).
Hasta la fecha, los magistrados judiciales orteguistas no han podido justificar la ilegalidad con que actuaron en la Corte en su pretensión de radicar el recurso. Cada vez que hablan se enredan más en su madeja de mentiras. El libro de Acuerdo de la Corte Plena del 2010 , los deja en evidencia, pues la magistrada del orteguismo, Ligia Molina, estaba de vacaciones y no pudo haber firmado el supuesto auto que radicara el recurso.
En las manos del presidente de la CSJ, Manuel Martínez Sevilla está el libro de Acuerdo y éste refleja que el último acuerdo, el número 35, es el que le da permiso al “magistrado líder” del orteguismo en la CSJ, Francisco Rosales Argüello, para que viaje a Cartagena de Indias, Colombia. Después de este acuerdo no hay otro ni antes de éste hay uno que revoque las vacaciones de Molina.
En el peor de los casos, convertir la mentira en verdad y decir que Molina firmó, hay otro problema para los orteguistas, y es que los tres magistrados liberales no firmaron, por lo que hay un empate y el recurso no se radicó.
En medio de todo este relajo de ilegalidades del orteguismo, todo parece indicar que Ortega no está contento con el mal trabajo de Rosales al frente de la Sala Constitucional y como “nuevo líder” después que Rafael Solís Cerda dejó de ser magistrado el pasado 11 de abril.
Sin embargo, según fuentes del FSLN, la Primera Dama, Rosario Murillo, desafía a Ortega apoyando a Rosales en su pretensión de sustituir a Solís, quien echó al cesto de la basura su trabajo político en la Corte cuando ofendió verbalmente al magistrado liberal Gabriel Rivera y luego dirigió las turbas vandálicas que atacaron a morterazos el Hotel Holiday Inn. Las imágenes dieron la vuelta al mundo con los actos de Solís.
Por otra parte, los orteguistas apuestan a que Rosales pueda obtener la venia de los liberales en la Corte para ser el nuevo presidente de ese Poder del Estado.
El próximo 14 de junio se disuelve la organización de la CSJ y se termina la actividad jurisdiccional. Mientras el parlamento no nombre a los magistrados de la Corte, su organización se disuelve y los magistrados y ex magistrados orteguistas pierden el control de la jurisdicción, por lo que no podrían hacer ni firmar sentencias legales. De momento siguen cometiendo una serie de arbitrariedades al amparo de la dictadura de Ortega.
Sin embargo, Rosales parece tener otro “pegón”. Quien asumiría la presidencia de la CSJ —según la Ley Orgánica del Poder Judicial— es la magistrada orteguista Alba Luz Ramos, por ser la vocal más antigua con más de 20 años en la CSJ. Sus colegas y ex colegas magistrados orteguistas no la ven con buenos ojos porque no se deja manosear por ellos y guarda distancia con todos. Esto obligará a sus colegas y ex colegas a negociar con ella para cualquier cosa de carácter administrativo, pero no de carácter jurisdiccional, porque ella no tendría potestad de formar sala por sí sola. Las cosas están así, mientras Rosales y Ramos se perfilan sobre los escombros de la imagen de Solís.
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