Tomado de EL UNIVERSAL
Caracas, Venezuela
En los últimos cinco años junto a Cadivi (distribuidora estatal de divisas) convivió un sistema paralelo donde empresas y particulares compraban dólares sin restricciones, gracias a que el Gobierno venezolano inyectaba las divisas a través de la emisión de bonos, pero este tiempo llegó a su fin dejando en evidencia el desajuste de la economía de Venezuela.
La administración de Hugo Chávez abasteció el mercado paralelo colocando bonos por 31 mil 24 millones de dólares, que las empresas y particulares compraban en bolívares, pero el salto de la deuda de la República desde 28 mil 138 millones hasta 61 mil 626 millones obligó a cerrar el grifo.
El Banco Central venezolano ha tomado el control del mercado paralelo limitando lo que empresas y particulares pueden comprar y obligando a las entidades financieras, privadas y públicas, a vender bonos que sólo representan 2 mil 700 millones de dólares, cuando en 2009 el Ejecutivo y PDVSA (petrolera estatal) suministraron 9 mil 669 millones de dólares.
La economía se enfrenta a un fuerte incremento de la demanda de dólares y a restricciones en la oferta. Empresas y particulares buscan protegerse mediante la compra de divisas, en medio de un clima político de incertidumbre y una inflación que diluye el poder de compra del dinero y no es compensada por las tasas de interés que la banca paga a los depositantes.
Al mismo tiempo, consideran analistas y reportes de bancos de inversión como Morgan Stanley y Goldman Sachs, la caída de la industria nacional incentiva las importaciones, mientras que el flujo de divisas se estanca por la estabilidad de los precios del petróleo, problemas de producción en PDVSA y el descenso de las exportaciones no asociadas al crudo.
LA SOBREVALUACIÓN
Entre 2005 y enero del 2010 el gabinete económico mantuvo fijo el precio del dólar, a pesar de que el país sufrió en este lapso una inflación muy superior a la de sus socios comerciales.
La consecuencia es que la moneda se sobrevaluó enormemente, es decir, los productos importados resultaban mucho más baratos que los nacionales.
Acorralado por el desequilibrio, el gobierno de Chávez devaluó la moneda el 8 de enero de este año, pero la enfermedad no cesa.
En un informe fechado el 11 de junio, Barclays Capital señala que el nuevo sistema de venta de divisas que ha creado el Banco Central tiene una viabilidad muy frágil, porque el Gobierno trata de mantener un tipo de cambio “sustancialmente sobrevaluado” en medio de una gran demanda de dólares “por la inestabilidad creada por las expropiaciones”.
El modelo de cálculo de Barclays determina que el bolívar tiene en este momento una sobrevaluación de 41.2 por ciento y el tipo de cambio oficial debería ubicarse, para alcanzar el equilibrio, en 6.1 bolívares por dólar.
El análisis destaca que desde 2003, año en que el Gobierno decreta el control de cambio, Venezuela acumula una inflación de 365 por ciento, mientras que los principales socios comerciales del país registran un impacto de sólo 31 por ciento.
Barclays Capital advierte que si Chávez insiste en mantener este alto grado de sobrevaluación de la moneda, los venezolanos buscarán alternativas para comprar dólares al margen de los sistemas controlados y surgirá un mercado negro.
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