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Cartas al Director

Recuerdos


 

“La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”.

 

 

Gabriel García Márquez (1927-?), escritor colombiano.

¿CUÁL REVOLUCIÓN?

El término “revolución” lleva implícito en sí un sentido de remoción total del anterior régimen estructural e institucionalmente, por uno nuevo que colme las expectativas de los revolucionarios. El 19 de julio de 1979 se derroca a un dictador y se instalan nueve dictadores cuyo propósito era la implementación de un sistema totalmente ajeno a la naturaleza del pueblo nicaragüense, el cual había apostado con su sangre a la democracia y a la libertad.

Las primeras horas de júbilo fueron utilizadas por los “revolucionarios” para caer como buitres sobre los despojos del somocismo; casas, autos y otros bienes fueron saqueados al mejor estilo de los hunos de Atila. Una vez en el poder quisieron anular la individualidad del nicaragüense exigiendo obediencia perruna al coro de “dirección nacional ordene”, queriendo de esta manera sojuzgar la conciencia del pueblo que decían haber liberado, no les importó el utilizar métodos de corte fascista para iniciar el culto a la personalidad endiosándose de tal manera que se autonombraron “Comandantes de la Revolución”; tal egolatría se compara con la del caudillo Casto Fonseca, que no encontrando un grado adecuado para él en la jerga militar se autoproclamó “Gran Mariscal de Nicaragua”.

El resto de su acciones se ajustó al manual cubano, que muy solícitamente les fuese entregado por Fidel Castro, éstas son: Creación de un aparato político militar (ejército y policía sandinista), Control de las actividades ciudadanas (CDS), Tarjetas de racionamiento, Institucionalización del régimen policíaco (Seguridad del estado), entre otras.

Las conquistas llamadas revolucionarias y que a algunos melancólicos sandinistas les provoca una que otra lágrima son: la campaña nacional de alfabetización, en la que participé como brigadista al igual que muchos jóvenes de esa época, no fue más que una burda mentira en donde según las cifras se redujo el analfabetismo del 48 al 12.8 por ciento. Ese esfuerzo que sirvió para vender la imagen en el exterior de una revolución que se preocupaba por su pueblo, no tuvo ningún impacto en el desarrollo socioeconómico de Nicaragua, ya que de esos miles de alfabetizados un porcentaje muy bajo (por no decir cero) tuvo acceso a la educación formal y por lo tanto se pudo transformar en una fuerza de trabajo capacitada.

La reforma agraria producto de la expropiación a los somocistas y por extensión a otros nicaragüenses, que le provocaban algún escozor a la nueva clase política, que éstas últimas fueron injustas e ilegales y muchas veces desoyendo las resoluciones del alto tribunal, las que no eran acatadas por los funcionarios del régimen. Aún con todo este patrimonio el Estado sandinista continuó siendo el dueño de la tierra, otorgándoles a grupos de campesinos afines el derecho de uso de dichas tierras y en muy raros casos otorgó títulos de propiedad, esta reforma agraria se realizó irónicamente cuando los sandinistas dejaban el poder en 1990.

Es muy difícil hablar de revolución cuando tus libertades están coartadas, por eso miles de nicaragüenses prefirieron el exilio a un régimen que no sólo les exigía obediencia ideológica, sino también pagar con la sangre de sus hijos sus desaciertos políticos y económicos, segados por la quimérica ilusión del socialismo y lamentablemente muchos intelectuales se prestaron a esta enorme estafa socioeconómica al pueblo de Nicaragua.

Actualmente el presidente Ortega está desempolvando no el antiguo manual cubano, sino el somocista, con una retórica vacía y reiterativa, discursos trillados, hasta los gustos por los automóviles está tomando de don Anastasio Somoza. Pobre país con 31 años de abusos, de mentiras y de espectáculos circenses prometiendo hacer magia desapareciendo la pobreza, el desempleo, el hambre, cual mago saca un conejo de su chistera convirtiéndose en un desagradable “deja vu”. En las palabras de Giuseppe Tomassi de Lampedusa, de su obra “El Gatopardo”, todo tiene que cambiar para que todo siga igual.

Pavel Molina Cruz

FIESTA PERIODÍSTICA

Es lamentable cómo miembros de la Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN) se sienten molestos porque el periodista Fernando Chamorro Barrios, colega de ellos, acaba de obtener la medalla de oro del Premio María Moors Cabot, siendo uno de los galardones más prestigiados a nivel internacional, pero parece que a los visiblemente aliados del orteguismo les incomoda. Chamorro Barrios, igual que su padre en los tiempos del dictador Somoza, en 1977 también recibió esa medalla, y ha venido resistiendo los ataques directos del orteguismo, chantajes y desmanes del gobierno sandinista.

Todos los periodistas de la Nación deberían sentirse orgullosos porque un colega suyo siendo nicaragüense ha obtenido tal medalla, y debería ser una fiesta periodística por parte de ambas agrupaciones que representan al periodismo nicaragüense, pero al contrario, vemos al grupo de la UPN hablando y diciendo que los tiempos son diferentes. En eso tienen razón, pero la historia se repite con un nuevo dictador que violenta todas las leyes de Nicaragua, que quiere estar por encima de todos, y sobre todo queriendo imponer a las decisiones de sus colegas centroamericanos como si él tuviera la última palabra, aislando más a nuestra Nación.

El premio que se le ha concedido a Carlos Fernando Chamorro es una alegría para todos los nicaragüenses. No permitamos que unos cuantos quieran opacar la gloria de un periodista que ha resistido los chantajes de este gobierno orteguista.

Ezequiel Pérez

LA CONSIGNA

Qué desgracia y qué miseria para nuestro pueblo nicaragüense. Antiguamente la consigna era “Cualquier cosa con tal que se vaya Somoza”. Jjuzgue usted si fue mejor “cualquier cosa”.

La consigna de hoy es: “Votemos: por un cascabel con tal de que se vaya Daniel”.

Si no encontramos un candidato que sea el balón de oro en la política criolla, a propósito del reciente Mundial de Futbol, no hay más remedio que votar por un cascabel. Igual que en el pasado…

Encomendemos a Dios de todo corazón que muchas veces suele llover su misericordia, cuando están más secas las esperanzas, nos aconseja el ilustre Miguel de Cervantes y Saavedra.

La victoria de los malos es el fruto de la cobardía de los buenos.

¡Depende de los indecisos la victoria de los buenos!

Las encuestas recientes computan un 42 por ciento de indecisos. Votemos pues ¡pero votemos! por el candidato que nos dicte nuestra conciencia. Todavía estamos a tiempo.

Enrique  Padilla  Santos

IDIOSINCRACIA POLÍTICA

Los nicaragüenses tenemos a nivel in- ternacional características propias que nos hacen merecedores de diversos tipos de críticas. Y no es para menos. Estamos con el agua hasta el cuello y nos reímos diciendo que fue que se rompió un tubo, o hacemos cualquier otra chafa. Nos reímos de nuestro horrible destino al tener que soportar a un desgobierno como el que tenemos y a lo mejor, hasta apoyamos a determinado candidato a la presidencia, a sabiendas de que es un corrupto, que en un país civilizado no tendría ni oportunidad ni derecho para estar en la contienda.

Esta actitud de los nicaragüenses ha provocado que un sátrapa como Daniel Ortega Saavedra se aproveche de la situación y avance mientras nosotros nos quedamos haciendo chacota de nuestra desgracia. ¿Es que no hizo mella en nosotros el valiente ejemplo de Honduras? No es con lápiz y papel que se logra la paz de un pueblo. Y lo dijo el general Sandino, con todo el amor patrio que poseía: “La soberanía de un pueblo no se discute; se defiende con las armas en las manos”.

Ramón Pineda

FE DE ERRATA

33 años y no 37


En el Editorial publicado en la edición de ayer titulado “Un premio merecido y oportuno”, en el quinto párrafo se puso 37 años, en vez de 33 años que es lo correcto. Lamentamos el error y ofrecemos nuestras disculpas.

El Editor

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