París / EFE
Sindicatos y Gobierno coincidieron ayer en que el número de manifestantes que recorrieron las calles de Francia para protestar contra la reforma que elevará dos años la edad de jubilación cayó significativamente, un día después de que la Asamblea Nacional diera luz verde a la nueva ley.
Se trata de la “participación más débil desde el inicio de las jornadas de movilización” el pasado junio, aseguró el Ministerio del Interior, que contabilizó 560,000 manifestantes en 263 concentraciones por todo el país. Los sindicatos, por su parte, reconocieron también que la respuesta de los trabajadores en la calle no rondó los 3.5 millones de la semana pasada sino que se situó en “cerca de dos millones”.
Por ello, desde el Gobierno se habla ya de “ralentización significativa” de la movilización y se espera que se salga de la crisis en los próximos “días o semanas”.
Bernard Thibault, el líder de la principal unión de trabajadores del país (CGT), dijo que la protesta tuvo “gran amplitud”, teniendo en cuenta las circunstancias, en referencia a las vacaciones escolares de estos días y al voto de la Asamblea Nacional.
Y si en las calles de Francia la protesta pierde fuelle, la normalidad también se instala en otros ámbitos, como en el aprovisionamiento de combustible, que inquietó al Gobierno la semana pasada, cuando tuvo que enviar a la policía para desbloquear algunas refinerías que se habían paralizado.
El problema llegó afectar a cerca de un tercio de las gasolineras, pero el abastecimiento permite que ya se haya restablecido la actividad del 85 por ciento de éstas, señalaron las autoridades.
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