El orteguismo es como los hombres que golpean a las mujeres. Aunque se creen muy “machos”, la verdad es que cometen un gran acto de cobardía. El jueves el orteguismo, a través de su más notorio representante en el Consejo Supremo Electoral, anunció que no va a permitir observación real y efectiva en las elecciones de noviembre de 2011, fecha en que, contra lo que dice nuestra Constitución Política, el compañero comandante pueblo presidente Daniel se va a presentar como candidato a la Presidencia de nuevo, en unas elecciones que están siendo organizadas por ex magistrados que ilegalmente se mantienen en el cargo.
Hay gente en círculos políticos y diplomáticos que en última instancia le está pidiendo al orteguismo “elecciones limpias y transparentes” y, aunque en realidad eso desde ahora no es posible, pues precisamente Ortega es un candidato inconstitucional y su Consejo Electoral es ilegal, lo que están diciendo esos políticos y diplomáticos es que están dispuestos a obviar las barbaridades que el orteguismo ha cometido con la ley, con tal de que el día de las elecciones los votos se cuenten bien y que cada partido reciba la cuota que los votantes le asignen.
Pero el orteguismo ni a eso se atreve. Quiere seguir en el poder a toda costa y como sabe que en unas elecciones limpias existe la posibilidad de perder la Presidencia, o al menos de sacar menos diputados de los que ellos por capricho se quieren garantizar, entonces no se atreven a tener elecciones limpias.
Cualquier persona sensata y que tuviera un mínimo respeto por la democracia y por lo que el pueblo piensa estaría dispuesta a medirse limpiamente en elecciones, si se encontrara en las situaciones en que se encuentra el orteguismo actualmente. Veamos las ventajas que tiene: Controla todos los poderes del Estado, lo que le permite hacer y deshacer con las leyes de la República sin pagar ninguna consecuencia; cuenta con dinero de su socio venezolano, Hugo Chávez, lo que le garantiza los recursos para sus políticas populistas que van desde las purísimas en las que regalan arroz y frijoles hasta los proyectos de pavimentación de calles, pasando por la entrega de hojas de zinc en cantidades industriales; se ha convertido en un excelente alumno de la escuela neoliberal del Fondo Monetario Internacional, por lo que tiene su respaldo y el de bancos multilaterales, particularmente el BID; los precios de nuestros productos de exportación están altos, permitiéndole un crecimiento del 3.5 por ciento, que para nosotros es “bueno”, y enfrenta a una oposición dividida e inepta. Todo eso se traduce en una intención de votos que llega hasta el 47 por ciento a un año de las elecciones, según la más reciente encuesta de M&R Consultores.
Si tomamos en cuenta que las políticas populistas van a continuar o a aumentar y la situación económica mundial se ve positiva al menos para el próximo año, ¿por qué no medirse en unas elecciones que de verdad sean limpias? Al mantener a ese Consejo Electoral desprestigiado y al no permitir observación real, una victoria del orteguismo en noviembre de 2011 quedaría siempre empañada.
Esta es la oportunidad de oro del orteguismo de presentarse ante el mundo y ante todos los nicaragüenses como un gobierno democráticamente electo, a pesar de la destrucción de las instituciones, el desdén por la ley y la corrupción que ha convertido a los orteguistas en ortegarcas. Si el orteguismo ganara en unas elecciones que las organice un Consejo Electoral creíble, que tenga nuevos funcionarios en los niveles clave y que fueran ampliamente observadas, todos tendríamos que reconocer esa victoria.
Pero qué va, no se atreven. El fantasma de 1990 los persigue. Qué cobardes, le tienen miedo a un fantasma, aunque todos sabemos que los fantasmas no existen.
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