Roberto Alomar, quien con su guante atrapaba lo que se movía, y Bert Blyleven, capaz de hacer girar la bola en la dirección que se le ocurría, son los nuevos integrantes del Salón de la Fama del beisbol de las Grandes Ligas.
En una escogencia que se movió sobre el terreno de lo previsto, Alomar captó 523 votos para un 90 por ciento, y Blyleven quedó con 463, para un 79.7 por ciento, ambos encima del 75 por ciento requerido.
Un año después de quedar a la orilla, al haber superado la barrera del 70 por ciento de los votos, Alomar y Blylevan ha sido seleccionados para entrar al campo de los inmortales, situado en Cooperstown, Nueva York.
Alomar, nacido en Puerto Rico y firmado originalmente por los Padres de San Diego, se convirtió en el segunda base más dominante del beisbol entre 1991 y 2001, época en la que llevó su juego a otro nivel.
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Actuó en 12 Juegos de Estrellas, ganó diez Guantes de Oro, bateó sobre .300 en ocho ocasiones y se estafó 474 bases, con 210 jonrones y 1,134 remolques, en una estupenda carrera concluida en 2004, cuando sólo tenía 36 años de edad.
Blyleven por su lado fue un lanzador dominante, al que le faltó respaldo ofensivo para haber acumulado un mejor balance que el 287-250 y 3.31 con el que terminó su carrera en 1992.
Pero este tirador, que lanzaba una curva que se desplomaba tanto al llegar al home, que parecía lanzada desde el centerfield, ponchó a 3,701 bateadores y bordó 60 blanqueadas en una trayectoria de 22 campañas.
Este holandés, convertido ahora en comentarista de los Mellizos de Minnesota, lanzó 4,970 entradas y completó 242 partidos, en una demostración fehaciente de su consistencia sobre la colina.
“He pasado los últimos 14 años orando y esperando, pero al fin he sido escogido”, dijo Blyleven a AP, mientras Alomar señalaba que su ingreso es lo mejor que le ha pasado en su vida.
Detrás de Alomar y Blyleven, pero fuera del Salón, quedaron Barry Larkin con 361 votos (62.1 por ciento) y Jack Morris con 311 (53.5 por ciento).
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