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 El abuso con trabajadores del Estado mereció las críticas de monseñor René Sándigo, miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. LA PRENSA/ARCHIVO/G. MIRANDA

País “camufla” violación de derechos humanos

En el país no hay una violación abierta a los derechos humanos de los nicaragüenses, pero sí se violentan esos derechos de manera “camuflada” , aseguró ayer monseñor René Sándigo, responsable de Cáritas Nicaragua, organización que está creando una oficina de derechos humanos.

En el país no hay una violación abierta a los derechos humanos de los nicaragüenses, pero sí se violentan esos derechos de manera “camuflada” , aseguró ayer monseñor René Sándigo, responsable de Cáritas Nicaragua, organización que está creando una oficina de derechos humanos.

Monseñor Sándigo puso como ejemplo que se violan los derechos humanos al incidir en los pensamientos y criterios de un sector de los nicaragüenses.

[doap_box title=”Firmes en rechazo al aborto terapéutico” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

El presidente de Cáritas de Nicaragua, monseñor René Sándigo, es firme en su posición frente algunos temas como el aborto terapéutico.

“Consideramos a la persona como persona desde que ha sido concebida, eso (el aborto) se convertiría en una violación del derecho básico como es la vida”.

Sin embargo, no descartó que “en el camino” puedan coincidir y hasta unir esfuerzos con otros organismos afines en la defensa de derechos humanos de los nicaragüenses.

Durante el Examen Periódico Universal al que fue sometido este año el Estado de Nicaragua, por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas incorporó la revisión de la penalización del aborto terapéutico entre las once recomendaciones efectuadas al país.

Sobre el tema, el obispo Sándigo aseguró que pese a la regulación en el país aún existen clínicas clandestinas dedicadas al aborto. Aseguró que “el revuelo” causado por este tema es porque ha afectado “el bolsillo” de muchas personas.

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“Y esto es fácil, porque cuando hay un pueblo hambriento pues la persona no tiene mucho que opinar, no tiene mucho que decir, su libertad se ve cohibida, todo esto es una falta contra la persona”, dijo monseñor Sándigo.

Trajo a colación casos de personas que se le acercan en su calidad de pastor “para comentarte como están de mal por dentro, porque tienen que hacer cosas o manifestar opiniones con las cuales no están totalmente de acuerdo o para nada están de acuerdo con eso”.

COERCIÓN LABORAL

“Yo creo que lo mismo sucede y puede considerar violación (al derecho de ) la persona cuando ésta, por conservar su empleo, su trabajo, tiene que manifestar públicamente, aún en contra de su conciencia, que está de acuerdo con determinada persona que gobierna o con determinado partido, ésa es una violación al criterio, a la voluntad de la persona a la que se hace afirmar a través de manifestaciones algo que en su corazón y en su conciencia no lo siente”, sostuvo el religioso.

Todas estas circunstancias, a criterio del también secretario de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, llevan a la persona a perder la dignidad, porque “en ese sentido no es libre de opinar, no es libre de actuar, porque está condicionada”.

IMPORTANCIA DE SER ESCUCHADOS

Indicó que también se violentan los derechos humanos en el país “cuando la persona tiene necesidades básicas, como el del alimento, como el de la salud, como el de la vivienda, esta persona es pues vulnerable, es fácilmente manipulable y es una violación comprar esa voluntad con aquello que para la persona es un derecho. Reza la Constitución que toda persona tiene derecho a alimentación, a vivienda, a estudio, a salud”.

Es por ello que Monseñor consideró la importancia de muchos espacios a donde las personas puedan acudir y ser escuchadas y puedan hablar sin temor.

El también obispo de Chontales manifestó que a aunque durante mucho tiempo la Iglesia católica ha jugado un papel importante al lado de los que sufren, “queremos que este espacio de Cáritas se convierta como el ejecutivo de ese deseo de los obispos de Nicaragua de estar pendientes de nuestra gente y de aquellos posibles violentados”.

Monseñor Sándigo dijo que cuando una sociedad no respeta la ley, ni respeta a las personas, la institución es proclive a violar los derechos humanos.

“Tiene que haber una base de principios como el principio de la honestidad, si no hay honestidad, brota la corrupción, y la corrupción es ciertamente una realidad que con facilidad permite la violación de los derechos humanos”, sostuvo el jerarca de la Iglesia católica.

También Monseñor mencionó que muchas de las víctimas se quejan de no haber sido escuchadas en sus procesos jurídicos y que éstos, generalmente, son mal llevados.

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