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Carlos García, expresidente de la Feniba. Fotos de La Prensa/ Oscar Navarrete

Carlos García: “Me atreví a hacer lo que nadie pensó posible”

Don Carlos García celebró hace apenas dos domingos atrás ocho décadas de vida en las cuales ha sido de todo: Militar, investigador, gestor aduanero, pero una de la que no tiene un título oficial es la de atrevido y soñador deportivo y es quizás la que le ha dado más satisfacciones personales.

Por María Haydeé Brenes.- Don Carlos García celebró hace apenas dos domingos atrás ocho décadas de vida en las cuales ha sido de todo: Militar, investigador, gestor aduanero, pero una de la que no tiene un título oficial es la de atrevido y soñador deportivo y es quizás la que le ha dado más satisfacciones personales.

Cuando llegamos a su casa se disculpa por no ponerse en pie. “Esta silla me tiene alejado de la dirigencia del deporte por un tiempo”, dice.

Sin embargo la silla no lo ha alejado del deporte. Siempre está al tanto de lo que acontece a nivel nacional e internacional por medio de una nueva vía, el internet.

“Siempre estoy informado, no sólo del deporte, de todas las noticias en el mundo hay siempre mucha información y hay que estar al tanto”, comenta.

Nacido en abril de 1931, durante 55 años su nombre ha estado ligado al deporte en Nicaragua.

Entre sus múltiples satisfacciones están la organización del Torneo de la Amistad y de alrededor de 30 series internacionales en el mundo, pero uno de los momentos icónicos de su vida fue sin duda el campeonato “Nicaragua Amiga 72”.

Este campeonato hizo que en el país se adelantaran las fiestas de la Gritería, pues ha sido la única vez que Nicaragua le quitó el oro a Cuba, en un juego que concluyó 2 carreras o cero.

“El estadio tenía capacidad para 21 mil personas, no se tenía la cantidad de sillas que tiene ahora en home play, pero había mucha más gente, casi el doble, fue una locura, mucha alegría, cohetes, bombas, guaro”, recuerda García.

::: Muchas personas piensan que el deporte es un pasatiempo ¿Usted cree que se puede vivir del deporte en Nicaragua?

Sí, sin duda ahora hay muchas oportunidades que antes no había. Lo vemos con los muchachos boxeadores, ya con una mínima condición pueden conseguir peleas gracias a sus antecesores, como Alexis Argüello. Lo mismo ocurre con el beisbol, se reconoce a Nicaragua como una cantera de grandes ligas.

::: ¿A qué deportistas, además de Alexis, conoció desde sus inicios?

(Sonríe) Mejor preguntame a quién no he conocido. Cuando conocí a Alexis andaba con el “Ratón” Mojica. Alexis era un buen muchacho trabajador, surgió de abajo. Una vez lo vi sacándole una moneda a un cenicero que la tenía en el centro y por eso me dio una inmensa alegría cuando lo vi años después convertido en un campeón, un peleador de éxito.

::: ¿Otros a los que haya conocido en circunstancias similares?

Al Chino Meléndez que llego a triple A y no lo firmaron porque tenía más de 30 años. Él me hizo convencerme de la necesidad de crear ligas juveniles de donde surgió Denis Martínez.

A Denis lo firmaron por diez mil dólares y recuerdo que los Orioles no le mandaron el pasaje, entonces me dijeron que se los llevara. Ellos me pagaron el boleto después, así que lo fui a dejar. El día que Denis debutó fue un 14 de septiembre y yo iba con una selección para Japón. Conocí a Vicente Padilla porque me llegó una carta donde la directiva del Chinandega me pedía que lo sancionara para que no jugara más beisbol, pero no lo hice. Le llamé la atención y fue nuestro abridor en Venezuela, después lo firmaron, en ese tiempo tiraba 86 millas. Ahora ya casi está en cien.

::: Con la euforia que desata el fútbol en Nicaragua ¿considera que tiene cancha el beisbol aún?

Siempre han existido ambos deportes y nunca ninguno ha ahogado al otro, ahora son más mediatizados, pero creo que siempre habrá beisbol, tenemos beisbol para mucho tiempo.

::: ¿Por qué el amor al beisbol y no a otro deporte? ¿Jugó beisbol y le fue mal como pelotero que se decidió por dirigir?

Descubrí el beisbol ya mayor. Jugué en Corinto en un equipo y fuimos campeones, representamos a Chinandega en Managua. Eso fue en el año 60, vi que había potencial y seguí con él, apoyé la construcción del estadio infantil en Corinto, en Chinandega, y tuvimos en ese tiempo los primeros campeones infantiles.

::: Me llama la atención que en Corinto haya descubierto su vocación para el beisbol, ¿por qué no Managua?

Una historia me va a llevar a otra. Cuando yo llegué a Corinto me habían dado la baja honrosa en el Ejército y allá en ese tiempo el beisbol era el centro de todo, no había nada más que beisbol y así comencé.

::: ¿Cuándo dejó la Guardia?

Yo me gradué de la Academia Militar. Al concluir mis estudios salí como teniente primero, pero no había dinero para contratarnos, entonces me mandaron a trabajar a Geodesia. Estando allí salió una beca para ir a Perú a realizar estudios policiales. Un exinstructor mío, el señor Jorge Cárdena, me recomendó para la beca. Por allá estuve como tres años.A mi regreso en el año 1955 vino el presidente Nixon a Nicaragua. En esa visita recomendó a Anastasio Somoza que debía separar las funciones policiales de la Guardia Nacional y otorgó dos becas, una para que se instaurara la policía investigativa y otra para la policía de tránsito.

Estudié en Estados Unidos, me preparé en investigación. Estuve en Quantico.

::: ¿Fue policía en algún momento?

La verdad es que no porque cuando regresé en 1959 hubo mucha envidia. Creo que eso siempre hay y uno debe estar trabajando sin importar, pero la envidia hace mucho daño.

No me ubicaron en lo mío, pero a los pocos días se dio la muerte de Somoza a manos de (Rigoberto) López Pérez y me mandaron a León. La gente estaba aterrada y yo fui al cuartel donde los guardias le disparaban constantemente al cuerpo del hombre y les dije que por eso nos decían asesinos, que lo mandaran a la morgue. No sabía que eso sería usado después para meterme a la cárcel, así como otros casos que no eran convenientes para la Guardia. Estuve un año y medio casi y cuando salí me dieron baja deshonrosa.

Después un excompañero del Pedagógico me buscó, Francisco Barreto. Era vicegerente de Almacenadora del Pacífico (Alpac), me ofreció trabajo y me fui a Corinto.

::: ¿Si usted estaba apartado de la Guardia por qué fue apresado en los 80?

Por el beisbol, no hay otra justificación porque, aunque dijeron cuando salí que yo era parte de la Contra cuando me apresaron en 1980, el 11 de mayo hace 31 años no había Contra.

Yo no guardo rencor para nadie, Dios se encarga de todo el mundo, Dios castiga a todo el mundo.

Yo trabajaba con el beisbol en la directiva de la Federación Internacional. Sentía que había mucha soberbia de parte de Somoza, pero yo no me metí en nada, incluso mi hija Corina que vive en Estados Unidos se vino de Inglaterra donde estudiaba y un día llegó la Guardia y me dijo que la estaban buscando. No la podía entregar, así que me salí y los guardias que me conocían de la Academia se fueron.

Recuerdo que cuando los sandinistas me echaron preso yo era presidente de la Federación Mundial de Beisbol y estaba saliendo a apoyar la organización del primer campeonato en Japón cuando me agarraron.

::: ¿Cuáles fueron los cargos?

Pues un cubano a quien yo conocía les dijo que yo era agente de la CIA y entonces, como lo que los cubanos decían era ley, pues llegaron al aeropuerto, me dieron una patada y estuve preso cuatro años. Salí de prisión el 20 de octubre de 1981 y me fui a Miami con 100 dólares que me regaló Armando González.

::: ¿En esa crisis dejó el beisbol?

No, yo nunca he dejado el beisbol. Me acuerdo que llegué a Miami y mi compadre Peter Omalley (expresidente de los Dodgers) me mandó 10 mil dólares y durante cinco años creé la Liga Nicaragüense de Beisbol que tuvo diez equipos en Miami, Brooklyn, Manhattan, Chicago, California. Todavía existe la liga pero ahora se llama Liga Latina y allí ha hecho un buen trabajo Léster Avilés.

Después regresé a Nicaragua para el proceso electoral y ganó doña Violeta. Entonces Sucre Frech me dijo que me quedara siendo su segundo y al poco tiempo murió y asumí como ministro de Deportes, donde estuve trece años, allí conocí a los deportistas que se desarrollaron en los 80 y que no había conocido.

::: ¿Incursionó en otros deportes además del beisbol?

Sí, la verdad es que fui el promotor de que Nicaragua fuese incluida dentro del Comité Olímpico. Recuerdo que el viaje costaba 180 mil dólares más o menos y solo se pudo llevar a los boxeadores y representantes de las diferentes federaciones para que fuesen reconocidas. Allí me llevé una decepción.

::: ¿Cuál?

Avery Brundage era en ese momento el presidente del Comité Olímpico Internacional y cuando le dije que cuándo el beisbol sería incluido como un deporte olímpico, me dijo: Nunca.

Yo me sentí golpeado pero he sido atrevido, con el deporte yo he logrado imposibles gracias a Dios, entonces me dije: Sí va a ser.

Seguí en el Comité Olímpico pero siempre pujando porque el beisbol se incluyera y con el tiempo se logró lo irrealizable.

::: ¿Cuántos años pasaron?

Fueron décadas para que el beisbol fuese consignado como un juego olímpico de demostración. Con la intención de rescatar la importancia del beisbol y su historia fue que escribí el primer libro y único que he publicado, se llama Beisbol para siempre . Se tradujo en inglés y los japoneses me compraron los derechos.

Este libro fue usado como referente para demostrar que era importante para mucha gente en el mundo que se incluyera el beisbol y así ocurrió en 1984 en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

::: ¿Cómo quisiera ser recordado?

Yo he sido una persona que se atrevió a hacer cosas que nadie siquiera imaginó, en mi vida he visto realizado lo que muchos dijeron que era irrealizable.

La Prensa Domingo

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