El obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, exigió ayer que “los casos de corrupción que lamentablemente se están descubriendo a diario tienen que aclararse”.
“El señor arzobispo, monseñor (Leopoldo) Brenes, ya lo ha dicho claramente, el funcionario público tiene obligación de manejar lo que se le ha confiado con suma transparencia, con suma honestidad, porque es dinero del pueblo. Es el interés del pueblo el que se le ha confiado en las manos y este pueblo es el que tiene derecho a pedirle cuentas”, dijo el religioso en la misa dominical en la catedral de Managua.
El gobierno de Daniel Ortega se ha visto envuelto en varios casos de corrupción, el último en la Dirección General de Ingresos (DGI), donde habrían sido malversados decenas de millones de córdobas.
El obispo Báez señaló la necesidad de que el pueblo nicaragüense recupere la “intuición”, que viene de Dios para reconocer al verdadero líder, porque no todos los que se proclaman dirigentes merecen ese cargo.
“No todo dirigente, no todo responsable o líder social o político merece este nombre. Así como en el Israel antiguo, también hoy hay gente responsable que merece confianza, porque se la ha ganado con su currículo de vida, con lo que ha hecho, por su moralidad. Pero también hay gente que merece, como en el antiguo Israel, el título de ladrón, bandido y mercenario porque se aprovecha de las ovejas”, aseguró monseñor Báez.
Citando la parábola del Buen Pastor, señaló que el verdadero líder toca la puerta para entrar en lugar de meterse por el patio o usando la violencia. Entre las características que debe tener un verdadero líder, señaló la capacidad para sacrificarse, buscar el bien de los demás y una vida marcada por valores morales, que es lo que más falta en Nicaragua.
PROCESO VICIADO
Sobre las elecciones generales de este año, el obispo sugirió a los políticos que compiten por la Presidencia que sustenten su oferta electoral con un discurso “realista”, que presenten soluciones a largo plazo y tenga como centro de interés a los más pobres del país.
Dijo que los líderes auténticos son los que “buscan el bien, trabajan por la justicia y se interesan por la vida del pueblo”.
Para Báez, esta campaña electoral “que de por sí ya va viciada por muchos motivos institucionales y de otra índole, debería caracterizarse por un discurso realista”, en que los candidatos presidenciales no ofrezcan más de lo que se puede hacer o más de lo que en realidad el candidato quiere cumplir.
CUIDADO CON LAS PROMESAS
Añadió que por ser un año electoral, “estamos oyendo voces de gente que se autoproclama y que ofrece muchas veces más de lo que puede cumplir y de lo que realmente quiere hacer por el pueblo”.
Báez recomendó: “Recuperemos la intuición de la que habla hoy (ayer) el evangelio… Las ovejas saben reconocer la voz de quien es verdadero pastor y de quien es un ladrón, un mercenario y un bandido que no busca el bien de las ovejas”.
Según el obispo, el realismo de la oferta electoral debe reflejarse en propuestas “a largo plazo”, que permitan una sostenibilidad económica y social. “No se trata de poner parches aquí y allá. Nicaragua necesita un proyecto de nación, que le pueda garantizar gobernabilidad y de alguna manera estabilidad jurídica y económica a largo plazo”.
Báez enfatizó en que “estos son los proyectos que hay que ir valorando, porque no se trata de ofrecer regalitos aquí y allá, o poner parches, sino ofrecer un proyecto de nación que pueda sacar a Nicaragua del atolladero en el que ha caído”.
Considera que el país ha caído en un atolladero porque la clase política ha distorsionado el rol que le toca jugar en la sociedad. “Uno de los grandes males que vive actualmente la sociedad nicaragüense es que la política se ha vuelto una carrera, se ha vuelto un modo de vivir. Lamentablemente, ya es casi como un mal cultural en nuestra sociedad que hay que desarraigar”.
Para Báez, el político “debe recordar que es un servidor público y que la política no es para enriquecerse ni para lograr prestigio. Ni siquiera para simplemente tener autoridad y mandar. El político está al servicio del pueblo”, y por eso “hay que pedirle cuentas porque ellos tiene obligación” de rendir cuentas al pueblo.
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