Anote este nombre: Arlene. Será noticia en cualquier momento a partir de ahora. Usted podría escogerlo para su próxima hija, o evitarlo para su descendencia, pero no pasará inadvertido.
Así será llamada la primera tormenta tropical o huracán de la cuenca del océano Atlántico, que incluye el mar Caribe y el golfo de México.
Los meteorólogos del mundo esperan a Arlene cualquier día, ya que hoy inicia la temporada de huracanes de 2011, calificada como “activa”, según las previsiones de las instituciones que estudian estos fenómenos.
Según la Universidad de Colorado, tomada como referencia para los cálculos del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), este año podrían presentarse 14 tormentas con nombres, de las que nueve se convertirían en huracanes, y cinco podrían ser “mayores”, es decir, con escala Saffir-Simpson de tres a cinco.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), de Estados Unidos, pronosticó entre 12 y 18 tormentas nombradas, de las que seis o diez desarrollarían en huracán y tres o seis serían “mayores”.
La NOAA informó que existe un 70 por ciento de que sus proyecciones se hagan realidad. Las mismas muestran un promedio de 15 tormentas nombradas, ocho huracanes y 4.5 mayores. Los números son similares a los de la Universidad de Colorado.
En cualquiera de los casos, la temporada fue anunciada como “activa”, porque las estimaciones superan el promedio de 11 tormentas nombradas cada año, de las que seis son huracanes y dos de ellos resultan intensos.
NICARAGUA EN EL CORREDOR DE LOS HURACANES
Estos datos son tomados en cuenta por el Ineter, ya que Nicaragua se encuentra dentro de la vecindad del llamado “corredor de los huracanes”, que inicia en el Atlántico, atraviesa las antillas menores, se introduce en el mar Caribe, hasta el golfo de México y termina en el Atlántico Norte.
En esa vía Nicaragua tiene más de 500 kilómetros de costas, por donde han penetrado la mayoría de ciclones, entre tormentas tropicales y huracanes.
Sin embargo, Nicaragua también tiene una amenaza por el océano Pacífico, ya que cuenta con más de 300 kilómetros de costas en su extremo occidental.
EL IMPACTO REAL DE LOS HURACANES
Según el organismo CAPRA (Evaluación Probabilística de Riesgos para América Central), entre los años 1832 y 2007, Nicaragua fue impactada por al menos 67 ciclones. A eso hay que sumarle otros tres que impactaron entre 2008 y 2010, tanto en el litoral Caribe como en el Pacífico.
Los huracanes Joan, Mitch y Félix son los más conocidos.
El primero atravesó casi todo el país en 1988, dejó 121 muertos y pérdidas millonarias.
El segundo partió en dos la historia nacional, causó 2,863 muertes, y daños por 1,500 millones de dólares.
El saldo del tercero fue de 112 muertos y 1.3 millones de hectáreas de bosques perdidas que todavía no se han podido calcular en dinero.
Lo que sí se ha podido cuantificar son los 4,513 millones de dólares que Nicaragua perdió a causa de fenómenos climáticos extremos como los huracanes en los últimos 41 años, sin incluir 2010 y 2011, según un informe emitido el año pasado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
Eso equivale a varias veces el Presupuesto General de la República.
Para dar una idea de la situación de Nicaragua frente a esta amenaza, el Fondo Nacional de Desastres cuenta con menos de un millón de dólares para este año.
EL NIVEL DEL XOLOTLÁN
A pesar de la presencia casi segura de huracanes en el Caribe y en el Pacífico, Salvadora Martínez, directora de Meteorología Sinóptica del Ineter, advirtió que hay algo más trascendente de qué preocuparse: las lluvias.
Martínez recordó que no es necesario que un huracán impacte al país para que Nicaragua sufra un desastre.
Prueba de esto fue el mismo huracán Mitch que arrasó con Nicaragua sin impactar.
De hecho, el lago Xolotlán alcanzó niveles históricos el año pasado sin la presencia de huracanes. El Ineter calculó que con un temporada de lluvias normal este año podría alcanzar un nuevo récord de altura… y eso no incluía agua de los ciclones.
Ver en la versión impresa las páginas: 7 A