A primera vista no se sabe si son tomatierras que han invadido la calle marginal que lleva al Consejo Supremo Electoral (CSE), en Metrocentro o si son jóvenes en un permanente picnic sin que les importe si llueve o hace sol.
Un joven menudo, quizás con 20 años pasa lista. Luego entrega el papel con los nombres a un capitán de la Policía Nacional que ha llegado a eso, especialmente a llevarse la lista. Únicamente conversan un poco y se va.
—¿Estos son los del día o de la noche?— pregunta el capitán.
—Son los del día, pero también hay de la noche—, responde el joven.
Otro de los muchachos saluda con familiaridad a otro policía, que está de guardia en la zona.
—¡Ideay maje! Te habías perdido…
— Estaba de pase—, responde el policía que custodia una de las escaleras del puente peatonal.
—Te ves flaco—, le dice el policía al “acampador”.
—Ah, sí. Es que anduve en Río San Juan…
Dos meses han pasado desde que llegaron a acampar frente al CSE. Las casas de campaña que les servían de refugio al inicio han cedido a las inclemencias del clima pero ellos se mantienen allí para impedir que los “derechistas” lleguen a lanzar huevos y a tomar el puente peatonal, según dice otro policía que custodia el lugar.
“Son los que cuidan el Consejo (Electoral), estarán ahí hasta noviembre o diciembre, hasta que gane el hombre (Daniel Ortega)”, comenta un vendedor ambulante ante la pregunta curiosa de un cliente que al parecer no es de Managua y desconocía por qué una veintena de jóvenes permanecen sentados o acostados frente a las oficinas del CSE.
Esa calle que hasta hace unos meses era una alternativa para entrar o salir del centro comercial Metrocentro ahora es una suerte de cuartel para los jóvenes que dicen luchar por la paz. Al principio negaron ser de algún partido político, pero los vendedores del lugar los identifican como miembros de la Juventud Sandinista, organización del Frente Sandinista (FSLN), el partido de Ortega.
Tres de las casetas que protegían del sol a los usuarios del transporte público son ahora covachas tapadas con cartones y mantas y el puente peatonal un fuerte por el que solo pueden pasar ellos, los “acampadores” porque lo utilizan para colgar sus hamacas.
Cuando faltan diez minutos para las nueve de la mañana doce jóvenes llegan al lugar todos sonrientes. Vienen del barrio Jorge Dimitrov, tienen la piel tostada por el sol y en su rostro el reflejo de la pobreza extrema. Otra docena ha pasado la noche allí, las ojeras los delata y es momento de que se retiren, aunque algunos se quedarán, doblarán turno, según lo que conversan.
SOLO PARA “ORGANIZADOS”
Son las diez de la mañana. Los transeúntes sortean como pueden el trafico, algunos parecen no inmutarse ante la arbitrariedad del puente clausurado, pero otros expresan su molestia.
—¡Ideay! Lo quieren para tirarse—, dice un hombre muy molesto porque al intentar pasar por el puente se encontró con un mecate cruzado y una mujer policía que estaba en uno de los escalones le advirtió que no podía pasar.
Otra señora más enojada pregunta al policía:
— ¿Por qué no puedo pasar?
—Porque los derechistas llegaron la otra vez y se tomaron el puente y lanzaron huevos al Consejo.
En el lugar, además de los jóvenes hay otras personas pendientes de lo que ocurre, entre ellos un hombre con cerca de 60 años y una barriga pronunciada. Su papel es observar, sabe que está siendo observado, se me acerca, me mira, se queda unos minutos y se va al portón principal del CSE que está a unos 30 metros del puente peatonal. Luego de una hora más o menos, vuelve a repetir el ejercicio sin decir una palabra.
Al CSE entran y salen muchas personas y algunas son detenidas por un policía o por el custodio civil del portón principal. Una mujer, acompañada de un hombre mayor quiere pasar el portón y es detenida por el policía que le indica que debe ir de Plaza Inter tres cuadras y media al lago.
—¿Pero aquí es el CSE?—, pregunta la señora.
—Sí, pero aquí es solo para los organizados—, responde el policía, refiriéndose a los partidarios del FSLN que llegan a retirar la cédula de identidad gratis.
Al medio día se aparece un hombre en una camioneta y entrega a los “acampadores” raciones de comida empacada.
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