LA HABANA/AFP
Los cubanos podrán comprar y vender casas y autos antes de fin de año, una de las medidas más esperadas del vasto plan de reformas del presidente Raúl Castro, que levanta prohibiciones vigentes durante casi medio siglo.
Las medidas, aprobadas en abril por el VI Congreso del Partido Comunista (PCC, único), se pondrán en vigor apenas sean publicadas las nuevas leyes, según lo dispuesto en una reunión del Consejo de Ministros, presidida por Raúl Castro, y cuyos resultados fueron publicados ayer en el diario oficial Granma.
La nueva política establece que los cubanos y extranjeros residentes permanentes podrán hacer compra-venta, donación, permuta (cambio), legar y heredar las viviendas en que viven.
Con un grave déficit habitacional y mal estado de las casas existentes, las autoridades solo permitían las permutas y herencias, reguladas por una telaraña de casi 190 disposiciones, que abría brechas a las operaciones ilegales y provocaba disgustos en la población.
OPERACIONES SIMPLES
La nueva ley simplificará las operaciones a realizarse ante un notario, que incluyen el pago de impuestos, pero que restringe a una sola casa por persona y excluye como posibles propietarios a extranjeros y cubanos no residentes, excepto los que tienen un permiso de residencia en el exterior, otorgado por matrimonio.
La ley deroga la confiscación de bienes impuesta a los emigrantes durante 50 años y, aunque no podrán conservar la propiedad de la vivienda, si transferirlas a sus familiares, si han convivido con ellos durante cinco años.
También se abrirá la compraventa de automóviles, pues hasta ahora solo podía hacerse con los modelos de antes de 1959, casi todos de fabricación estadounidense, conocidos popularmente como “almendrones”.
De momento no se prevé la venta de autos nuevos, pero decenas de miles de profesionales, que pudieron comprar autos soviéticos otorgados por su trabajo antes de 1990, podrán venderlos a cualquier cubano o extranjero residente, a los que permitirá, incluso, tener más de uno.
También estarán incluidos autos modernos, que durante los últimos años, han podido importar o comprar de segunda mano, artistas y deportistas, así como médicos que han cumplido “misiones” oficiales en países como Venezuela.
Los cubanos emigrantes —unos 38,000 anuales que engrosan una comunidad de casi dos millones en Estados Unidos, España y otros países— podrán vender sus autos antes de marcharse o transferirlos a sus familiares en la isla. Al igual que las casas, eran confiscados.
En la reunión, celebrada el pasado fin de semana, Raúl Castro llamó a “discutir y discrepar más, pues en la diversidad de criterios están las mejores soluciones”, según Granma.
“Los acuerdos del Congreso no van a quedar engavetados”, dijo el gobernante, de 80 años, quien sustituyó en el poder a su hermano enfermo Fidel Castro en 2006.
Raúl Castro, apoyado en la vieja guardia de la revolución y alta oficialidad del ejército, admitió en abril que la dirigencia histórica no cuenta con un relevo que asuma la continuidad de las reformas que pretenden cambiar el agotado modelo económico soviético, excesivamente centralizado.
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