Progreso
“El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”.
Wayne W. Dyer (1940-?); escritor estadounidense
Como el Titanic
Estamos viviendo momentos de grandes turbulencias porque se considera que no hay alternativa a lo que se hace, no hay otros caminos, no hay otras salidas. “No hay plan B” Y nos adentramos progresivamente en la peor estancia: la de lo inexorable, la del fatalismo. Hay que reducir los déficits, hay que obedecer el dictado de los “mercados” (por cierto, ¿quién es, en realidad, el “mercado”?). Y hacerlo en plazos perentorios (¿por qué no se podrían aplazar los tiempos, para permitir una normalización de la economía, de cuya situación, además, no suelen ser responsables los presentes gobernantes?).
Hay que privatizarlo todo, debilitando todavía más a los Estados (ya se ha demostrado, ¡con qué heridas sociales!, que no es siempre el mejor camino). Y hay que reducir el empleo público (¿no habíamos quedado en que hay que crear empleo?).
No importa que se sitúe a algunos Estados —uno entre ellos se ponía como “ejemplo” a seguir hasta hace bien poco en los centros universitarios— al borde de la revolución. No importa nada. Los líderes no ven otra cosa que los resultados de las agencias de calificación ni escuchan otras iniciativas que la de los mercados.
Amin Maalouf nos ha advertido de que “situaciones sin precedentes requieren soluciones sin precedentes”. Pues nada, seguimos obcecados en dar puntualmente —porque si no los mercados nos castigan— respuestas de ayer a planteamientos de hoy.
Los “globalizadores” economía de mercado, oligarquía plutocrática, deslocalización productiva, armas, tráficos supranacionales, petróleo — siguen en sus estertores, dominando el escenario del poder. Y los planes de una economía de desarrollo global sostenible basada en el conocimiento; la refundación de unas Naciones Unidas fuertes, con un Consejo de Seguridad económico y medioambiental ; la relocalización de muchas producciones; el desarme, sobre todo nuclear y de armas propias de pretéritos conflictos; la eliminación de los paraísos fiscales y la regulación del tráfico y uso de drogas; energías renovables se aplazan indefinidamente.
Hace falta un “volantazo”. Algunos líderes mundiales deberían darlo ante el fracaso estruendoso, la total inoperancia de los G8 y los G20, con conflictos —Libia, Siria, Yemen — completamente desbocados.
Sí, hemos chocado —sobre todo en Europa— con los restos de un gran iceberg (el del “gran dominio”) y el Titanic comienza a hundirse, mientras que, como en la historia real, la orquesta sigue interpretando Fascination con pertinaces y obcecados bailarines mientras el naufragio se consuma.
Estamos todavía a tiempo. A condición de que los principios democráticos se impongan, serenamente, firmemente, a los mercados.
Federico Mayor Zaragoza
Presidente de la Fundación Cultura de Paz y exdirector general de la UNESCO
Miss Teen y política
Con mucha sorpresa miré el con curso de Miss Teen Nicaragua 2011 el pasado sábado 9 de julio. Y digo “sorpresa”, pues me sorprendió la soltura y desenvolvimiento de las participantes, que a pesar de ser unas adolescentes hicieron una presentación mejor que la mayoría de las participantes de los certámenes de Miss Nicaragua.
Me gustó el hecho de no hacerlas ver como mujeres adultas, obviando el famoso desfile en traje de baño de su contraparte adulta, mostrándolas más como lo que son, adolescentes de 15 a 18 años, que visten de manera casual o elegante, según la ocasión. Juventud y adolescencia que se vio reflejada en el uso de chats telefónicos y del Facebook para apoyarlas.
Me gustó la forma en que contestaron la pregunta final, especialmente Adriana, quien fue la más sincera al contestar la pregunta que Celia Camacho les hizo a las cinco finalistas: “¿Cómo te sientes?”, y ella muy sinceramente contestó: “Nerviosa”. No sé si lo notaron, pero fue la única que contestó de esta manera, a pesar que todas, les aseguro, estaban nerviosas. Luego, con seguridad y verdadero sentimiento, terminó de convencernos al contestar la pregunta del concurso. Fue la única que contestó coherente con lo que se le preguntó. Aquí terminó de sellar su victoria.
Los televidentes fuimos viendo las puntuaciones parciales de cada candidata luego de cada presentación y fuimos testigos de cómo respondió cada una esta última pregunta, dejando en evidencia quién está mejor preparada para manejar la presión de estos concursos, por lo que me disgustó la nota sobre el mismo, donde la periodista que cubrió el evento hace mención a que ya se sabía que Adriana ganaría solo por el hecho de ser novia del hijo del magistrado electoral de facto Roberto Rivas, dando desmérito a todo el esfuerzo y sacrificio que Adriana, y todas las demás participantes, hicieron para llegar a esa noche.
El problema en Nicaragua es precisamente este. Todo tiene que ver con política y a todo el que logra algo se lo achacan a sus “conectes”. Sabemos que muchas cosas son así, pero también existimos nicaragüenses que nuestras vidas y logros no giran alrededor de los vaivenes políticos y si hablamos de política es porque todos tenemos una opinión sobre cómo pensamos que los gobernantes podrían ayudarnos a salir adelante.
Sinceramente no creo que los padres de Adriana, a quienes conozco, se presten al juego de “amarrar” un concurso de belleza juvenil y darle el mal ejemplo a su hija de que solo con conectes se logran los triunfos. Estos triunfos se logran con empeño, sacrificio y verdaderas ganas de representar a tu país.
Por último, no creo que el señor Roberto Rivas tenga tiempo para robarse un concurso de belleza juvenil; suficiente tiene con planear lo que hará en noviembre próximo.
¡Enhorabuena Adriana! Sigue adelante con tus sueños y verás tus metas cumplirse.
Federico Kühl Cuadra
Abusos al INSS
Entre las múltiples causas que ha tenido como efecto la actual crisis financiera del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), está la de añadir cargas que no corresponden a los objetivos de esa institución, por lo cual se demanda: La eliminación de todas las pensiones otorgadas por el INSS a aquellas personas que no han tenido la calidad de asegurado en un régimen del seguro social. Es decir que nunca se inscribieron como tal y por consiguiente no cumplieron con los requisitos establecidos en el Reglamento General de la Ley de Seguridad Social y por lo tanto no tienen derecho a ninguna prestación económica (inciso, d) del arto. 1 de dicho Reglamento).
¡Basta ya!, de la política abusiva y oportunista que practica este gobierno de “quedar bien con sombrero ajeno”, otorgando pensiones para obtener réditos políticos o para congraciarse con personas ajenas a las que debe cobijar el INSS, tomando el dinero sagrado de las contribuciones de los trabajadores.
Miguel Altamirano
Ver en la versión impresa las páginas: 8 A
