Justo Villar, portero suplente con el Valladolid de España en la Segunda División, eliminó en penales a Brasil en cuartos de final y anoche a Venezuela en semifinales, para llevar a Paraguay a la final de la Copa América.
Jugando en el estadio Malvinas Argentina, el portero paraguayo evitó que entraran en su cabaña los 12 disparos de la venezolanos durante 120 minutos y se consagró desde los 12 pasos al detenerle la ejecución a Franklin Lucena. Los guaraníes fueron efectivos y van a la final contra Uruguay, 22 años después de su última visita a una final.
- La selección de Paraguay vuelve a disputar la final de la Copa América 22 años después.
El sábado, Venezuela y Perú pelean el tercer lugar a la 1:00 p.m en el estadio Único de La Plata.
El domingo Uruguay y Paraguay disputan el cetro a las 1:00 p.m., en el Monumental de Buenos Aires.
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El partido no fue deslumbrante. Era obvio. Ninguno de los equipos, más Paraguay, tiene en sus filas a jugadores creativos, exquisitos al tocar el balón. Por eso cada selección salió con lo que tenía: coraje, tenacidad y fortaleza en los balones estacionados.
Los “bolivarianos” se graduaron en la Copa con jugadas a balón detenido. De los seis goles que habían marcado antes de la semifinal, la mitad fue por esa vía. Ayer, intentaron lo mismo, pero fallaron. La vinotinto fue atrevida cuando tuvo el esférico. Siempre fue hacia adelante, con prudencia y sin miedo.
Salió jugando desde atrás. Con buena transición del balón. Los defensores venezolanos fueron seguros en la entrega y en tres pases —cuando mucho—, lo llevaron a la cancha contraria. En ese territorio los volantes venezolanos, César González y Alejandro Moreno, encararon sin éxito a los laterales Darío Verón e Iván Piris.
En raras ocasiones ganaron la línea de fondo y por eso tiraron constantemente centros al área. La intención fue buena, pero no efectiva. Los defensas paraguayos fueron buenos por arriba y pocas veces les ganaron la espalda.
Por eso se limitaron a jugar por arriba en los tiros libres y tiros de esquina, porque son más efectivos. De esa manera casi abren el marcador. Oswaldo Vizcarrando (34’) movió la red, pero el línea Humberto Clavijo entendió que dos compañeros estaban en fuera de juego. En una jugada similar Moreno (42’) la pegó en el travesaño y el portero Villar escupió el remate de Salomón Rondón.
Los guaraníes, cuando tuvieron el balón, poco hicieron. El técnico Gerardo “Tata” Martino reconoció que le falta un pasador y ayer fue evidente. Néstor Ortigoza y Christin Riveros no cumplen con esa función. Por eso recuperaban el esférico pero no abrían el juego por la bandas.
En los laterales, Jonathan Santana y Édgar Barreto no tuvieron profundidad. Al primero cerraron los espacios y el segundo se movió más de interior que de extremo. El “Tata” Martino vio cómo le acababan las piernas a sus jugadores, mermados después de los 120 minutos que jugaron ante Brasil en los cuartos de final.
Martino metió a Roque Santa Cruz y Esteban Estigarribia para buscar definición y profundidad por los costados y fracasó. Santa Cruz salió por lesión y Estigarribia no desbordó. Para colmo, la expulsión de Santana debilitó a los guaraníes y multiplicó las opciones de Venezuela, pero no pudo definir. Villar lo impidió en 120 minutos y desde el punto de penal.
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