Don Fabio Gadea Mantilla, quien según las encuestas es el que tiene más intención de votos entre los tres candidatos presidenciales de la oposición, suele decir en sus discursos que él es un “viejo joven”. De esa manera don Fabio se defiende de la descalificación que a menudo hacen de él sus adversarios políticos, quienes dicen que a los 79 años de edad don Fabio es demasiado viejo para ser presidente.
Por supuesto que decir viejo joven es una contradicción en los términos. O un oxímoron como llaman los lingüistas y los poetas a las figuras idiomáticas contradictorias como “claridad oscura”, “silencio bullicioso”, “negra blancura” y otras expresiones de ese tipo. Pero en la vida real un viejo no puede ser joven y ningún joven puede ser viejo. Se es viejo o se es joven, y punto.
Sin duda que es en sentido figurado, que don Fabio dice que él es un “viejo joven”, porque según él sus propuestas son de cambio y renovación, y por lo tanto son ideas de juventud, mientras que sus adversarios pretenden volver hacia atrás el carro de la historia, o mantener el estatus quo. O sea que son propuestas de lo que ya pasó, ideas de viejos reaccionarios.
En ese sentido figurado se puede decir que en la mitología griega Néstor es un viejo joven. Néstor tenía 60 años y ya había participado en grandes hazañas, como la expedición de los Argonautas y la cacería del monstruoso jabalí de Calidonia, cuando fue a la guerra de Troya. No tenía que ir, porque ya era viejo, pero su mente y su vigor eran como los de un joven y quería seguir siendo útil a su país, y a Grecia, hasta el fin de sus días.
Homero sentía hacia Néstor una gran admiración, según se nota en La Ilíada y La Odisea . Dice Homero que Néstor era “suave en el hablar, elocuente orador de los pilios, de cuya boca las palabras fluían más dulces que la miel. Había visto perecer dos generaciones de hombres de voz articulada que nacieron y se criaron con él en la divina Pilos y reinaba sobre la tercera, y benévolo arengó —a Aquiles y Agamenón, que disputaban quién era más fuerte y valiente— diciendo: Dejaos convencer ya que ambos sois más jóvenes que yo. En otro tiempo traté con hombres aún más esforzados que vosotros, y jamás me desdeñaron”. Y menciona Néstor a grandes guerreros jóvenes y fuertes, como Piritoo, Driante, Ceneo, Exadio, Polifemo, con quienes “no pelearía ninguno de los mortales que hoy pueblan la tierra, no obstante lo cual seguían mis consejos y escuchaban mis palabras”.
Durante los 20 años que duró la guerra de Troya Néstor combatió igual los jóvenes, pero sobre todo daba sus sabios consejos cuando era necesario. Regresó a su patria, en Pilos, a los ochenta años de edad y todavía reinó durante muchos años más, con honestidad y sabiduría, atendiendo con eficiencia los quehaceres cívicos o políticos, es decir, de la ciudad, la población y el Estado, y cultivando también los asuntos religiosos.
Fue próspero el reino de Pilos bajo el gobierno del anciano, sabio y siempre vigoroso y útil Néstor. Y tiempo después, cuando se deseaba a alguien una vida larga y fecunda, los antiguo griegos solían decir: que los dioses te permitan ser como Néstor.
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