Gerald Hernández
El primer día de entrenamientos de Juan Carlos Ramírez con el Bóer fue una especie de show mediático, con más cámaras y periodistas que de costumbre, y hasta presencia de fanáticos en busca de un autógrafo del lanzador nica que está a las puertas de las Grandes Ligas con los Filis de Filadelfia.
“Es un honor para mí poder jugar en mi país por primera vez desde que me firmaron. Me siento orgulloso de poder lanzar para el Bóer, que fue el equipo con el cual comencé en la Liga Juvenil y estoy ansioso porque llegue el momento de entrar en acción”, señaló Ramírez, cuya amabilidad y simpatía contrasta con al fiereza que proyecta en la colina al soltar disparos de hasta 98 millas por hora esta temporada en las Menores.
El tirador derecho de 23 años, 6’3 de estatura y 225 libras de peso, no oculta que se siente un poco ansioso por jugar aquí y demostrar su calidad.
“Hay mucha gente, familia, amigos y fanáticos que me habían dicho que les gustaría verme lanzar. Ahora se ha presentado la oportunidad y me siento feliz de poder demostrar lo que he aprendido en todo este tiempo en el beisbol organizado”, agregó Ramírez, quien fue anunciado para tirar el juego inaugural en justamente una semana en Masaya, contra los Orientales.
Al tratarse de un prospecto de mucho valor para Filadelfia, Ramírez viene con algunas restricciones como no hacer más de 80 pitcheos por apertura y practicar el lanzamiento de dedos separados (splitfinger).
Su participación en al liga será desde el inicio hasta la primera semana de diciembre, lo que podría representar de cinco a siete aperturas. Ramírez es el nica más próximo a las Grandes Ligas al ser parte del roster de 40 de los Filis.
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