Agencias/VIDA
Convertirse en Maestro Cervecero es un camino largo y complejo, pues es un oficio que combina dos mundos paralelos: ciencia y arte.
Arte, pues en sus orígenes en la remota Sumeria o en el antiguo Egipto se consideraba un regalo de los dioses y una elevación del espíritu. Ciencia pues a partir de 1800 comenzó a producirse con método y aplicando técnicas especiales que hacen el proceso más complejo, pero más seguro.
Quien quiera prepararse como maestro cervecero tiene que poner proa a Europa, pues allí están las escuelas de mayor renombre, tradición y prestigio y, además estar dispuesto a estudiar una ingeniería o una maestría. Aunque usted no lo crea, también se hacen doctorados en cerveza, pues la complejidad de su producción a gran escala demanda un alto grado de especialización, máxime que la cerveza es un producto totalmente natural, lo que le ha merecido el nombre de “pan líquido”.
Una cerveza de calidad requiere de una exhaustiva y correcta selección de materias primas, estricto control de la calidad, tecnología moderna, sofisticada y costosa que debe armonizar plenamente con el conocimiento y experiencia de las personas que la hacen. Sobre todo demanda total entrega y pasión del maestro cervecero en el desarrollo de su “receta”. Igual de importante es el proceso de catación o degustación que acompaña todo el proceso de desarrollo de la receta perfecta.
Una cerveza de excelente manufactura es el resultado del arte y conocimiento del maestro cervecero, para quien es de mucho regocijo desarrollar productos nuevos y de excelente calidad, que hagan las delicias de los consumidores.
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