El decreto establece, entre otras normas, el traspaso de viviendas en casos de divorcio, fallecimiento o salida definitiva del país.
Uno de sus artículos más aplaudidos es el que deroga la confiscación de bienes, incluida la vivienda, que desde el triunfo de la revolución en 1959 castigaba a los emigrantes.
Estas disposiciones pueden tener gran impacto en un país con un flujo migratorio legal de 38,000 personas al año. Casi dos millones de cubanos viven en el exterior, tres cuartas partes de ellos en Estados Unidos.
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AFP
Agobiados por décadas de restricciones legales, los cubanos recibieron con júbilo ayer la ley que, por primera vez desde 1959, les permite vender y comprar una casa.
“¡Enhorabuena!… Ahora todo el mundo puede vender y comprar casas sin problemas”, declaró Aida Iglesias, en la bolsa de permutas callejera en el Paseo del Prado en La Habana, donde los cubanos intercambian sus casas.
Iglesias, una ama de casa de 64 años, permutó seis veces hasta conseguir “la casa de sus sueños” y ahora quiere cambiarla otra vez para pasar la vejez cerca de sus hijos.
“Ahora si no encuentras una buena permuta, pues puedes vender tu casa y comprar otra”, explicó Iglesias.
Para Argelio Martín, un marino mercante jubilado de 68 años, ese decreto va a dar un buen golpe porque amplía los derechos de los cubanos y pondrá fin a las ilegalidades que existían en torno a la venta de casas.
PROHIBICIONES
Desde que asumió el mando en julio de 2006 cuando se enfermó su hermano Fidel, Raúl Castro ha levantado diversas restricciones y prohibiciones “excesivas”, como las que impedían a los cubanos hospedarse en hoteles o comprar electrodomésticos.
En septiembre autorizó la compraventa de autos.
“Vamos lentos, pero avanzamos y eso es lo que importa”, dijo Mayra Hernández, empleada de un hotel de La Habana, quien quiere comprar una casa para ella y otra para su hermano.
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