Por estresante que pueda resultar un cambio de residencia para un adulto, la experiencia puede ser incluso más traumática para un niño, que puede no haber participado en el proceso de toma de decisiones y tal vez no entienda el por qué de dicho cambio.
Si usted se está planteando la posibilidad de cambiar de residencia, sopese las ventajas de ese cambio con la necesidad que tiene su hijo de un entorno —una escuela y una vida social— conocidos y a los que está acostumbrado. La mejor forma de preparar a su hijo para el traslado es hablarle sobre ello pronto y a menudo.
Es conveniente que le dé a su hijo suficiente información. Responda a todas las preguntas que le haga con la máxima sinceridad posible y sea receptivo a sus reacciones, sean positivas o negativas.
Fuente: Internet.
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