Carla Torres Solórzano
Cuando hay un eclipse total del amor y ya convivir juntos se convierte en algo vacío e incluso desagradable, muchas parejas terminan decidiendo dar por concluida su relación.
María Auxiliadora Castro, psicóloga clínica de Instituto de Climaterio y Menopausia, explicó que el divorcio además de ser un proceso legal, es un proceso emocional.
“Cuando se inicia el proceso legal, en realidad lo que se hace es exteriorizar un conflicto que ya existía entre la pareja desde hacia tiempo, que probablemente estaba afectando a todo el núcleo familiar, generando un deterioro de las relaciones entre los adultos y en ocasiones también con los hijos”, dijo.
Para la especialista, si usted decide poner fin a su relación de pareja o se ve obligado a que esta relación finalice por voluntad del otro, debe pensar que la decisión que se toma no es fácil, es el final de una etapa y el principio de otra, pero ella no significa que tenga que ser negativa ni conflictiva.
“El divorcio se vivirá probablemente de forma diferente por cada uno de los miembros de la pareja, siendo frecuente que uno de ellos este más seguro de lo que hace, el que deja, mientras que el otro, el dejado, no acepte lo que ocurre, ni las reacciones de la otra parte, pero ello no debe suponer que surja un desajuste que afecte negativamente a los hijos en común”, subrayó.
La ruptura es una etapa, un tránsito, es decir un proceso que puede llegar a superarse psicológicamente con normalidad si se cuenta con un tiempo, la voluntad, y recursos psicológicos para asumir y adaptarse a esta situación.
REORGANIZACIÓN
La especialista mencionó que los cambios que conlleva un divorcio o ruptura de pareja van a afectar a todos los ámbitos de la vida.
En el aspecto económico, hay un cambio en la disponibilidad económica, pues se duplican los gastos por el mantenimiento de dos unidades familiares; en ocasiones hay un claro desequilibrio entre los miembros de la pareja.
De igual forma en el aspecto sexual cambian los hábitos, en ocasiones puede aumentar o disminuir la actividad sexual, se buscan nuevas parejas o relaciones esporádicas. Hay personas que evaden la situación mediante la búsqueda de aventuras sexuales.
También se ven afectados el aspecto laboral al necesitar más tiempo para atender la nueva situación personal y legal, en el aspecto social- ambiental, el problema se produce cuando al círculo de amistades a veces no se mantiene y en otras se vincula a uno de los miembros de la pareja, lo que genera en la otra persona confusión, baja autoestima, tristeza o incomprensión, entre otros.
Todos estos cambios requieren de una reorganización, un ajuste, la búsqueda de un nuevo equilibrio, afectando no solo a la pareja sino a otros miembros de la unidad familiar directa o indirectamente, que a su vez tienen que acomodarse a la nueva situación.
CIFRAS
En Nicaragua el Registro Civil de Managua inscribe apenas un divorcio por cada siete matrimonios, indican estadísticas oficiales del año pasado.
En los primeros seis meses del 2010 se inscribieron en el Registro Civil de Managua un total de 4,273 matrimonios y 1,160 divorcios.
Según estas cifras, los divorcios experimentan un mínimo crecimiento, pero las personas de Managua continúan viendo al matrimonio con buenos ojos. Hoy por hoy en nuestro país se casan más de lo que se divorcian.
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