El presidente de Guatemala ha sugerido una estrategia para terminar con el crimen organizado de los cárteles que azotan desde Colombia hasta México para llevar la droga a los Estados Unidos (principal mercado), lo cual incluye despenalizarla. Importantes organismos ya la han planteado, pero no ha sido considerada seriamente por nuestros gobiernos.
La guerra la están ganando los narcotraficantes. Hay zonas de México y Colombia controladas por ellos. La violencia que generan está sumiendo en niveles dramáticos de inseguridad a Honduras, El Salvador y Guatemala. En muchos países de Latinoamérica y el Caribe la corrupción campea entre jueces y policías. La sangre corre cada día más.
Mientras tanto, por lo constatado personalmente por este servidor más información recibida de fuentes confiables, en los Estados Unidos la mayoría de los jóvenes fuman marihuana (aunque no conozco estadísticas). En las discotecas cualquiera puede ir a los baños y notará la capa de cocaína que se acumula en los lavabos donde la aspiran. En fiestas celebradas por adolescentes (frecuentes cuando el padre o la madre se ausentan) igualmente se encuentran en los baños los rastros de cocaína.
Las drogas corren libremente en las universidades, pero también en high school y —tristemente— ahora invaden las escuelas primarias alcanzando a niños desde el sexto grado (aunque lo sé de fuentes confiables, tampoco conozco estadísticas). Es evidente que los narcotraficantes logran circular la droga fácilmente hasta en las escuelas, ya no digamos entre delincuentes, pandilleros, vagos y demás escoria de los barrios del bajo mundo de las ciudades de su destino final, los Estados Unidos. Los ídolos o iconos del mundo del cine y de la música estadounidense, admirados e imitados por niños y jóvenes, son generalmente consumidores de drogas.
¿Para qué tanto esfuerzo y tan alto precio en vidas humanas para combatir el narcotráfico en América Latina y el Caribe si su fin es evitar que llegue a Estados Unidos (el gran mercado) y allá circula fácilmente? Para los gobernantes y padres de familia estadounidenses debería estar claro que no están logrando evitar que su juventud consuma la droga.
En los años cuarenta era ilegal el tráfico y consumo de licor en los Estados Unidos. Eso dio origen al inmenso negocio de la mafia y sus actos criminales. Cuando el licor se legalizó, el problema acabó. Hay países que han dado pasos importantes en esa línea. Holanda, Portugal, Alemania, Italia y otros la han legalizado parcialmente con buenos resultados. Correrá menos peligro un jovencito comprando drogas en una farmacia que vinculándose con un mafioso pagándole grandes sumas que deberá robar.
Si de todos modos la van a consumir que la droga deje de ser un inmenso negocio, se acaben los cárteles y las matanzas, su venta pague impuestos para campañas de concientización y así como los padres educan (o debieran educar) sobre el licor y el cigarrillo, que lo hagan también sobre las otras drogas.
¡Tómenle la palabra al presidente de Guatemala!
El autor es abogado y periodista.
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