MIAMI/AFP
La batalla por la nominación republicana para las presidenciales de noviembre en Estados Unidos se desplazó ayer a Florida, donde se desarrollarán las siguientes elecciones primarias en la carrera por la Casa Blanca, después de la aplastante victoria del conservador Newt Gingrich en Carolina del Sur.
Ayer, Gingrich se regodeó de su triunfo sobre sus tres competidores y se mostró confiado en ser capaz de colocar a Estados Unidos “en el camino correcto” tras revertir una carrera que parecía ganada por Mitt Romney.
“Mi trabajo en Florida es convencer a la gente de que soy el candidato que claramente puede derrotar a Obama en una serie de debates”, dijo Gingrich en una entrevista al programa de CNN State of the Union.
Romney, por el contrario, se mostró a la defensiva ayer al anunciar que publicará su declaración de impuestos el martes, cediendo a las demandas de sus opositores y del propio presidente Obama.
De los cuatro candidatos republicanos que siguen en liza, Rick Santorum ganó en Iowa, Romney en New Hampshire y Gingrich en Carolina del Sur. Ron Paul, detrás de ellos, ha tenido un buen desempeño.
Susan McManus, profesora de ciencias políticas en la Universidad del Sur de Florida, dijo que después de su victoria del sábado “será realmente interesante si Newt Gingrich llega muy cerca de Romney o le gana. Eso hace de Florida el epicentro de este proceso de nominación”.
En Florida, Romney parte con ventaja en las encuestas con 40.5 por ciento de la intención de voto frente al 22 por ciento de Gingrich, según un promedio de varios sondeos publicados en los últimos días y realizados por el sitio web RealClearPolitics. Sin embargo, en Carolina del Sur, los sondeos también daban a Romney como ganador una semana antes de la elección.
“Florida es un estado ‘de vida o muerte’”, dijo Sid Dinerstein, jefe del Partido Republicano en Palm Beach, agregando que en ese estado el ganador de la primaria gana todos los delegados para nominar formalmente a los candidatos en la convención nacional de su partido, por lo que “después de Florida la carrera está prácticamente terminada“.
La retórica de campaña de los candidatos que esperan ganar la nominación de su partido se dirige también al demócrata presidente Obama, blanco de un electorado republicano particularmente molesto por las dificultades económicas.
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