Tiger Woods por fin le devolvió al golf la emoción de lo que lo hizo tan famoso: ganar. Dos semanas después de otra aparente lesión, y dos días antes de que salga a la venta el libro de su exentrenador, Woods se vio ayer tan dominante como siempre en el torneo por invitación Arnold Palmer. Fue su primera victoria en el tour de la PGA, desde un escándalo sexual a fines de 2009, que derivó en una de las mayores caídas de un atleta en la historia de los deportes. Y con el Masters de Augusta a solo dos semanas de distancia, Woods se vio más capaz que nunca de buscar romper el récord del más mayor que posee Jack Nicklaus. Woods finalizó con 70 golpes.
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