Nuevamente, estamos a las puertas de un proceso electoral. Comienzan a surgir los salvadores de la patria con la misma cantaleta y maquillaje que siempre ha caracterizado sus discursos, pero que no dejan de ser las mismas propuestas más desgastadas que la canción: Ai seu te pego del brasileño Michel Telo.
Por una parte: partidos políticos ofreciendo sus “nuevas alternativas” llenas de las trilladas frases de “Combatiremos la corrupción”, “Trabajaremos por el pueblo”, “El pueblo es presidente” y bla, bla, bla, bla y mas bla Asimismo un Consejo Supremo Electoral que carece de la total confianza del pueblo por responder única y descaradamente a los intereses de un caudillo que hace y deshace a su gusto y antojo con nuestro sistema democrático o lo que queda de él.
Por otro lado vemos cómo medios de comunicación y algunos periodistas son manipulados por una voluntad política condicionada a chantajes económicos quebrantando los valores plasmados en nuestra carta magna y sus artículos: 66, 67 y 68, en los cuales se expresa el derecho de: buscar, recibir y difundir informaciones por cualquier medio, y que los medios de comunicación contribuirán al desarrollo del país como parte de su función social, Esos artículos constitucionales establecen también que el Estado por su parte cuidará que “no sean sometidos a intereses extranjeros o al monopolio económico de algún grupo”, lo cual es contradictorio con quienes pretenden entronizarse en el poder. De manera que prefieren hacerse de la vista gorda, desviando la atención de estos mandatos constitucionales, ofreciendo: largos feriados, unas cuantas láminas de zinc, pagos adelantados, bonos económicos para engañar a las masas. Una buena práctica del famoso pan y circo, la vieja fórmula de los emperadores romanos más corruptos y que al parecer le funciona muy bien al actual sistema imperante, ya que basta un poco de “regalos y mucho espectáculo, para contentar a la plebe y que no se amotine”.
¿Y los defensores de la democracia en Nicaragua? Ah parece que ¡muy bien gracias! Algunos sucumbieron y ahora disfrutan las mieles del poder, gozando de la comodidad de sus puestos en poderes del Estado u otras instituciones, considerando que tienen que hacerlo, porque “la calle está dura” tal y como lo lamentara un reconocido político por quien quizás solo su familia y uno que otro despistado votó por él en las pasadas elecciones.
Sin embargo no pueden faltar los pocos pero verdaderos valientes, que se juegan el pellejo en las calles llamando a luchar contra la corrupción, declarándose en huelga de hambre y realizando todo tipo de protestas para llamar a la conciencia y despertar de un pueblo que pareciera estar bajo la seducción del dios del sueño, Morfeo, hijo de Hipnos quien según la fascinante mitología griega “fabricaba fantasías para los humanos” a quienes sabía seducir.
Ojalá que los nicaragüenses despertemos de este letargo que permite a unos cuantos lobos, que en su momento se disfrazaron de corderitos, continuar socavando los cimientos de una democracia que ha costado lágrimas y sufrimientos a esta patria, para que un día podamos ser dueños de nuestro propio destino reconstruyendo la necesaria armonía entre familia, trabajo, religión, orden y ley, que son los factores de una sociedad bien constituida.
El autor es periodista
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