Hoy se conmemora el centenario del natalicio del afamado escritor comunista brasileño Jorge Amado, cuya obra literaria traducida a 49 idiomas y editada en por lo menos 55 países tiene un valor universal.
En Nicaragua parte de la obra de Jorge Amado fue conocida mucho antes que se popularizara la telenovela Doña Flor y sus dos maridos , basada en la novela del mismo título y la cual se difundió en los años ochenta por medio del sistema sandinista de televisión. Desde los años cuarenta del siglo pasado, algunas novelas de Jorge Amado eran leídas aquí por dirigentes y activistas socialistas, junto con obras de otros escritores comunistas como Carlos Luis Fallas, de Costa Rica; Ramón Amaya Amador, de Honduras; y las infaltables novelas La Madre y Así se templó el acero , de los literatos soviéticos Máximo Gorki y Nikolai Ostrovsky.
Jorge Amado, quien nació en 1912 y murió en 2001, consagró su obra literaria a la causa del comunismo, a la denuncia de las injusticias sociales, a la defensa de los trabajadores y a la lucha por una sociedad en la que supuestamente ya no habría explotación del hombre por el hombre y todas las personas serían justamente iguales. Sin embargo, Jorge Amado fue como casi todos los escritores que han descrito y denunciado magistralmente los males de la sociedad capitalista, y han expresado su sagrada indignación contra la opresión y la injusticia de la sociedad burguesa, pero justificaron o se hicieron los desentendidos ante la opresión y la injusticia de las dictaduras comunistas que fueron peores.
El dramaturgo checo Vaclav Havel, quien fuera un luchador incansable contra la dictadura comunista de su país y tras su caída se convirtió en el primer presidente de la nueva Checoslovaquia democrática, reflexionó en diversas ocasiones acerca del rol del intelectual, al que calificó como inconformista por naturaleza y crítico de todo poder constituido, porque todos los poderes humanos, unos más y otros menos, cometen errores e injusticias. ¿Por qué, entonces, la mayor parte de los intelectuales a pesar de sus deslumbrantes inteligencias, de la brillantez de sus escritos y de que se distinguen por esas características señaladas por Havel, se han comprometido con terribles dictaduras como la estalinista, la castrista y la sandinista, para mencionar solo tres casos? ¿A qué se debe que tantos intelectuales que tienen una mayor comprensión y visión que las demás personas, se convierten en cómplices e incluso en parte sustantiva de los regímenes opresores, sobre todo de los de izquierda?
La injusticia, la opresión, la explotación, la represión política y las violaciones de los derechos humanos son iguales vengan de donde vengan y quien quiera que sea el que las practique. De manera que los intelectuales deberían rechazar toda dictadura, capitalista o comunista, de izquierda o de derecha, pero por alguna misteriosa razón casi nunca ha sido así. Sófocles advirtió en su tragedia Antígona que en el mundo hay muchos misterios, pero el mayor enigma es el hombre, la persona humana. Habría que agregar que la persona más misteriosa es el intelectual.
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