Carla Torres y Mónica García P.
Como abejas que van al panal centenares de fieles católicos, desde tempranas horas de este 10 de agosto llegaron a despedir a su patrono Santo Domingo de Guzmán.
A las 7:30 de la mañana los devotos de la milagrosa imagen escucharon atentos la misa realizada por monseñor Leopoldo Brenes, arzobispo de la Arquidiócesis de Managua. “Santo Domingo quiere ser puente para que todos lleguen a Jesús”, manifestó Brenes.
Concluida la eucaristía, ni siquiera la persistente brisa logró impedir que miles de personas se sumaran alegremente a la peregrinación hacia Las Sierritas de Managua ubicada a 12 kilómetros de la capital. Sin embargo, hubo atrasos. Y a diferencia de años anteriores la imagen salió de Managua a las 8:00 a.m., una hora después de lo previsto.
Chinegros, diablitos, vacas culonas, indios y demás promesantes bailaron a “Minguito” al son de los chicheros, quienes dieron el toque musical a lo largo del recorrido.
La mayoría de las 72 atenciones reportadas no requirieron traslados médicos, pero sí lo hicieron con los casos de insolación e hipertensión de aproximadamente 30 promesantes.
Según el jefe de Operaciones de la Cruz Roja, Francisco García, este año disminuyeron los casos atendidos, como pasó con las quemaduras y los niños desaparecidos.
“Hacemos lo posible por brindarle a la población las condiciones necesarias, pero recomendamos que escuchen siempre las indicaciones que se les da, para que no tengamos incidentes mayores”, dijo García.
El cruzrojista mencionó que los casos se incrementaron por la tarde, pues en la mañana el recorrido se realizó en relativa calma. Esperaban que la cifra final no ascendiera después de la entrada del santo.
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Con 73 años encima, doña Sofía López, llegó ataviada de un traje folclórico de color blanco adornado con la tradicional trencilla, para pagarle al santo el milagro que este le hizo hace más de 20 años, cuando, según doña Sofía, la curó de una lesión en el cerebro.
La alcaldesa designada de Managua, Daysi Torres, también le bailó a Santo Domingo de Guzmán. Y aseguró sentirse muy contenta porque los diez días que “Mingo” estuvo en Managua transcurrieron en orden.
En el Gancho de Caminos, la imagen del santo se topó con la de Santo Domingo de Abajo, procedente de la comunidad San Andrés de la Palanca, ubicada al occidente de la capital. Así, acompañó a “Minguito” hasta La Morita en su salida de la capital.
En esta zona, “Mingo” se despidió de Managua con abundante pólvora y alegre música de filarmónica.
ENTREGAN A “MINGO”
A eso de las tres de la tarde, mientras en Managua se realizaban los hípicos, en honor al patrono de los capitalinos, la imagen fue entregada a los tradicionales cargadores de Las Sierritas en el lugar conocido como La Cruz del Paraíso.
La melodía “vamos a bailar, vamos a cantar, a Santo Domingo de Guzmán, vamos a bailar vamos a cantar a Santo Domingo de Guzmán”, retumbaba, interpretada por chicheros, entre aplausos, cohetes y gritos de emoción y fervor religioso.
Al recibir al santo patrono de los managuas, el padre Henry Silva, de la parroquia Santo Domingo, expresó que este año los feligreses y devotos se desbordaron en todas sus expresiones de fe hacia el santo, y alabó a los capitalinos por el desarrollo que hasta ese momento llevaban las fiestas patronales.
“Por todos lados se observa muestras de devoción, varias personas se vistieron con tradicionales trajes de folclor y otros hasta llevaron una réplica de la imagen bailándola durante toda la procesión de más de 12 kilómetros. Eso es admirable y hay que seguir cultivándolo”, dijo el párroco.
Tras soportar la lluvia matutina, los feligreses persistieron bajo el inclemente sol. Pero el cielo decidió dar una tregua y se nubló cuando el recorrido se dirigía a Las Sierritas.
LA LLEGADA
Mientras tanto, en la iglesia de Las Sierritas buena parte de los devotos esperaba ansiosa la llegada del santo, afuera la alegría se desbordaba con muchas sonrisas y adentro de la Iglesia los más devotos rezaban el rosario aguardando la entrada de la procesión.
El momento cumbre se dio a las 5:30 p.m. cuando la imagen de Santo Domingo de Guzmán entró a su morada. La multitud se multiplicó y la algarabía comenzó.
Al entrar la imagen y sus fieles, la Iglesia parecía un corazón latiendo a mil. En tanto la Policía Nacional trataba de controlar los ánimos con un cordón de seguridad, el santo, cargado en hombros, bailaba alegremente.
Finalmente hasta lágrimas de la gente brotaron, y quienes venían arrodillados, levantaron su frente en señal de orgullo por haber cumplido el recorrido.
“Creo que estuvo muy lindo todo y la actuación de los oficiales no permitió que se dieran percances mayores, pero creo que los oficiales deberían de tener cuidado con los feligreses que venimos por devoción a cumplir nuestras promesas y no andamos de vagos”, comentó Maritza Cruz, quien tiene más de diez años de pagar promesas por milagros recibidos.
Han acabado los diez días de fiesta, furor y fervor. Será hasta el próximo año, “Minguito”.
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