Nicaragua es una esperanza para la región centroamericana y el mundo con sus reservas de agua, de biodiversidad, de ambientes escénicos, de aire limpio, de suelo productivo, de capacidad de producción de alimentos. En fin es un sitio prometedor para la vida. Los niveles de contaminación son aún no dramáticos, ni insalvables. Evidentemente que la situación de los recursos naturales y el ambiente demanda una administración de los mismos, que sea eficiente, responsable e informada, además, inteligente y con visión de futuro, principalmente sobre el valor y el precio de los mismos. El país pareciera el paraíso terrenal que describe la historia bíblica.
Pero, quienes toman decisiones importantes, hoy quieren convertir al país en un pasadizo del mundo. Le llaman el Gran Canal Interoceánico. Algunos con cierta candidez se han atrevido a señalar que la construcción de un canal por Nicaragua será el desarrollo, el bienestar y la gloria para los nicaragüenses. Me parecen las mismas palabras de la administración Bolaños-Rizo (2001/2007), con respecto al Cafta o tratado comercial de Centroamérica, República Dominicana y los Estados Unidos, “TLC el puente al progreso”. Leamos los datos y la historia. En un balance de costo/beneficio es más lo que nos venden que lo que logramos colocar en los mercados internacionales. Ahora somos más compradores compulsivos que vendedores dinámicos. Aunque hagamos algarabía, y una enorme alharaca porque aumentan las exportaciones en un 3.0 por ciento, aun sabiendo que deberían de aumentar al menos en un 50 por ciento para que fuera alegría y orgullo, para acompañar la década de los setenta. Y, entonces. Parecemos tontos.
Tengo, y puedo mencionar cinco razones por las que yo creo que el Canal Interoceánico por Nicaragua no será un éxito o el progreso que pregonan algunos:
1) cuando se construye y desarrolla un proyecto de interés mundial e internacional, el mismo deja de ser propiedad exclusiva de los dueños de un territorio. Sencillamente por ser de interés mundial y responde a beneficios y servicios planetarios. Por tanto, el curso del canal será propiedad mundial, con reglamento y leyes que respondan a los intereses mundiales, nunca nacionales o locales. Ese espacio físico, aunque esté en el territorio nacional, será de interés mundial, es decir, responderá al mundo. No se podrá interferir en su funcionamiento de manera caprichosa local.
2) la administración, manejo, y funcionamiento de un canal interoceánico moderno, propio del siglo XXl, deberá funcionar con tecnología de punta, con técnicas modernas y no con mecanismos propios del siglo XVIII. Eso indica que la fuerza de trabajo que lo va a operar deberá estar preparada técnica y científicamente con conocimientos modernos, globalizados e inteligentes. Propios del futuro tecnológico. Esas condiciones no las tenemos en el país y tampoco estamos invirtiendo para poseerlo. Entonces el canal no podrá producir empleo a pobres y pocos instruidos, recordemos la fuerza de trabajo nicaragüense se vende barata. Somos competidores desleales porque vendemos por debajo de la media centroamericana nuestra fuerza de trabajo. Por eso están aquí las maquilas y zonas francas.
3) todo proyecto, si es concebido y dirigido por personas responsables e inteligentes, lo primero que hacen es un balance de costos y beneficios. Y, consecuentemente deben hacerse las preguntas básicas: ¿Cuánto valen los recursos naturales de Nicaragua en la zona del Río San Juan? ¿Cuál será la inversión de Nicaragua en costos ambientales y recursos naturales? ¿En cuánto tiempo Nicaragua logrará el retorno de su inversión y a qué tasa de interés? ¿Quiénes ganan y quiénes pierden? Estas preguntas y sus respuestas no aparecen en las intervenciones de los animadores del canal.
4) las cuencas hidrográficas del Lago Cocibolca en general y el río San Juan en particular son una esperanza de agua dulce para la región centroamericana. La ausencia de agua para consumo humano es cada vez más acuciante y preocupante para la región, el hemisferio y el mundo. ¿Por qué entonces nosotros vamos a exponer a la destrucción y contaminación un cuerpo de agua dulce, de más de 8,000 km2? Un canal interoceánico no es un jardín ecológico, o un centro de diversión escénica, recordemos, un canal es un centro industrial, es un centro de acopio, de producción de bienes industriales, de ensamblaje metal mecánico, de embalaje, y de prospección comercial. No solamente será un paso de barcos internacionales. La experiencia en otros puertos del mundo muestra que un canal es un punto estratégico para hacer llegar más rápidamente las mercancías, en este caso entre Europa y Asia, los grandes centros del comercio mundial. En estos centros no se desechan flores, o cáscaras de frutas, se desechan residuos contaminantes e industriales, ya sean líquidos o sólidos. Los barcos no son movidos por el pensamiento, se mueven con productos de hidrocarburos contaminantes y peligrosos. Lanzan su lastre en el curso y eso contamina y convierte el cuerpo de agua en una cloaca.
5) con las diferencias ideológicas y políticas mundiales, las luchas por la hegemonía comercial mundial, los intereses de mercados cautivos, son los mismos que generan cada día la circulación de bienes y servicios de guerra, armas peligrosas, bienes farmacéuticos, bienes de manejo peligroso, radioactivos y más. Nicaragüita, no tendrá ninguna capacidad de retener, controlar, oponerse a la circulación de estos y otros bienes peligrosos, y por tanto, el país será convertido en un punto de paso y de conflicto internacional entre los centros multipolares que hoy crecen y dominan el planeta. Solamente veamos el ejemplo, de Costa Azul, aquí cerca en Puerto Sandino, no hemos sido capaz de exigir a la transnacional petrolera que limpie lo que ensució, que pague por contaminar las playas de Nicaragua con su repugnante líquido negro. Ni eso podemos hacer eficientemente. Y queremos hacer un canal interoceánico, pensemos primero a qué costo.
En resumen, sugiero que nos pongamos a trabajar en lo que sabemos hacer, y vivamos con tranquilidad, heredémosle a las generaciones futuras un país estable, seguro y lleno de vida. Lo ideal sería con amor, igualdad y solidaridad. Pero, si no lo
podemos hacer, al menos, vivir tranquilos sin la basura mundial.
El autor es Sociólogo e Investigador Social.
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