Madera que mira a Europa

Lucía Navas

La sierra circular demuestra su poder cortando fácilmente y en la medida exacta las piezas de madera que se necesitan para armar un mueble. El sonido de la sierra “masticando” la madera seca y rústica se mezcla con el de la pulidora, el serrucho, el martillo y el resto de equipos y herramientas que dan vida al taller Todo en Madera. Acá siete carpinteros utilizan con destreza cada uno de los instrumentos que le dan forma a la madera, con tal habilidad que pueden sorprender a cualquier visitante que los observe por primera vez.

El olor a aserrín impregna por todos lados. En este taller ningún trozo de madera se desperdicia. La casa de don César Hernández, gerente de Todo en Madera, es testigo de esto. En cada rincón de su vivienda, que está junto al taller, hay una cómoda, un archivador o una mesa fabricada con pequeños trozos de madera que podrían haber terminado en algún fogón, pero que fueron aprovechados.

Se graduó de administrador de empresas, pero César heredó el oficio de carpintería de su padre Francisco Hernández. Fue después de 1998 cuando logró abrir su primer taller, tras apoyar a una congregación religiosa a construir viviendas en la comunidad de Chacraseca, León, tras el huracán Mitch ese año.

El pequeño empresario recuerda que el sacerdote Tomás Gekker, profesor en la Universidad Centroamericana (UCA), lo contactó con las Hermanas Merinol, una congregación religiosa que asistía a los damnificados por el ciclón.

Al finalizar el proyecto de construcción de viviendas, las religiosas ayudaron a César a fundar su propio taller de carpintería. Le donaron dos mil dólares que ocupó para comprar las herramientas para fabricar los mil escritorios, roperos y libreros que por mes la congregación necesitaba.

Dice que le pagaban a 260 dólares en promedio cada librero. Además las religiosas le publicitaban con extranjeros en el país, a quienes César y sus trabajadores les remodelaban los porches y terrazas de sus casas. Así nació otra área de la empresa: construcción de viviendas.

SALTO A PYME

De eso hace doce años. El pequeño empresario terminó de pagar el préstamo de 17,000 dólares que usó para comprar el terreno donde está el taller.

Este mediodía los carpinteros están atareados. Uno corta, otro cepilla y pule, el otro arma y así cada uno va poco a poco dando cuerpo a los muebles y puertas que deben entregar esta semana. Poco a poco Todo en Madera conquista el mercado nicaragüense. Organismos extranjeros, embajadas, restaurantes son parte de sus clientes. “Nuestra capacidad depende de la complejidad de los muebles que se nos pidan”, dice César. Por ejemplo, en promedio fabrican diez puertas por semana, similar cantidad de mesas de noche, sillas y otros muebles.

César tiene nuevos planes, ya que Todo en Madera gana prestigio y más demanda. Ahora cuentan con horno propio donde secan la madera, donado por la Unión Europea (UE), a través del programa del Centro de Negocios y Asistencia de la Mipyme Industrial (Cenami). Además se está invirtiendo en la ampliación del techo del taller y adquirir nuevas maquinarias modernas para fabricar modelos nuevos y ampliar la capacidad. “Mi sueño es convertirlo en un taller modelo en ofrecer calidad exclusiva con capacidad de exportar y darle cobertura al mercado nacional”.

El pequeño empresario también pretende a corto plazo comercializar en Europa y América del Sur la línea de mesas de noche y respaldares para camas. Está tramitando el aval del Ministerio de Industria, Fomento y Comercio (Mific) de que el taller dispone de un orden administrativo y de operaciones exigido para todo exportador.

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