Jeniffer Castillo Bermúdez
En la zona rural la oportunidad académica termina en la primaria.
Los alumnos que consiguen ingresar a esta modalidad, después de seis años o más en primaria, deben recorrer hasta cinco kilómetros para recibir las clases, pues la educación secundaria aún es un “fenómeno urbano”, dice el exministro de Educación, Carlos Tünnermann.
La mayoría de las escuelas de secundaria están a más de tres o cinco kilómetros de distancia de las comunidades donde residen los estudiantes y esa es una de las causas de abandono, afirma Tünnermann. En Nicaragua la mitad de los alumnos de secundaria deja la escuela, según las cifras oficiales.
A Deyanira Berroterán, de 9 años, le faltan cuatro años para ingresar a la secundaria. Por ahora está en segundo grado y se levanta cada vez que el gallo canta a eso de las 4:20 a.m.
Ella estudia en la escuela Santa Rosa, situada a tres kilómetros de su casa en Huehuete, Carazo.
Dice que la escuela secundaria queda “allá largo”, a seis kilómetros de su comunidad y que no faltará porque quiere ser profesora “cuando sea grande”.
Todos los días, para llegar a la escuela, cruza el río La Flor. Hoy ese caudal le llega hasta las rodillas. Pero cuando crece “es peligroso y da miedo”, afirma. Sus zapatos y calcetines van en la mochila junto con los cuadernos y lápices que usa para copiar las lecciones.
Sus compañeros son estudiantes de primero a sexto grado. Todos estudian en la misma aula de clases porque solo la profesora Jésica Avellán está asignada en esa escuela. En total son 19 alumnos que en menos de seis años, si no es que desertan, irán a la secundaria.
Avellán lamenta que todo ese esfuerzo no siempre termine en la culminación de la educación secundaria.
6,534 escuelas multigrado tiene el país, según los datos del Ministerio de Educación.
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