Eminentes constitucionalistas venezolanos advirtieron con la debida anticipación, que si Hugo Chávez sigue vivo o se recupera y continúa ejerciendo la Presidencia de la República de Venezuela, sin haber tomado posesión para el nuevo período presidencial en la fecha señalada por la Constitución, que es el 10 de enero, su gobierno sería flagrantemente inconstitucional.
Pero los chavistas no atendieron las sanas advertencias de los juristas experimentados, y al negarse a sustituir a Chávez con un presidente provisional, como manda la Constitución, para que convocara a una nueva elección presidencial en el término de 30 días, lo que han hecho es asestar un golpe de Estado constitucional. Y todavía han tenido la desfachatez de realizar ayer una farsa de masas en Caracas, supuestamente “en defensa de la Constitución”, en la cual el presidente ilegítimo de Nicaragua, Daniel Ortega, fue uno de los oradores “de honor”.
La prórroga para la toma de posesión de Chávez “sería un fraude a la Constitución —advirtió el constitucionalista venezolano José Vicente Haro—, porque específicamente establece que los períodos tienen inicio, fin y duración determinada”. Por su parte, Asdrúbal Aguiar, doctor en derecho constitucional y exmagistrado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, aclaró que al no presentarse Chávez el 10 de enero a tomar posesión del cargo, “la Presidencia no la puede seguir ejerciendo el vicepresidente, porque el período se agotó y el vacío constitucional lo llena el presidente de la Asamblea Nacional” . Pero además hay jurisprudencia, porque el Tribunal Supremo de Justicia mediante la sentencia 626 de su Sala Constitucional, dictada en 2009, determinó que “resulta patente que el acto de juramentación del jefe del ejecutivo estatal constituye una solemnidad imprescindible para la asunción de la magistratura y condiciona la función ejecutiva del gobernador electo”.
De manera que si Chávez no está muerto, o si se salvara y pudiera volver a ejercer el poder presidencial de Venezuela, ya no sería un presidente legítimo, como lo ha sido desde 1992 a pesar de todas las tropelías políticas y legales que ha cometido desde entonces, para conquistar el poder y consolidarse en su ejercicio.
Al incumplir el mandato constitucional expreso, de que para ejercer un nuevo período gubernamental debía tomar posesión de la Presidencia de la República el 10 de enero ante la Asamblea Nacional, o ante el Tribunal Supremo de Justicia si no podía hacerlo ante la primera, Hugo Chávez podrá quizás seguir siendo presidente de Venezuela, pero no podrá ser un presidente constitucional y legítimo.
Hugo Chávez se ha rebajado o lo han reducido a la misma situación de Daniel Ortega, que es presidente ilegítimo de Nicaragua porque para reelegirse violó la Constitución que prohíbe la reelección en dos períodos consecutivos y el ejercicio presidencial más de dos veces. De manera que Venezuela ha retrocedido institucionalmente, igual que Nicaragua, a la condición de un país primitivo de cuarto mundo, donde la voluntad y la fuerza de los caudillos en el poder están por encima del derecho, de la legalidad, de la moral política y de la Constitución.
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