TAMPA, Florida, EE.UU./AP
Derek Jeter pasó unas vacaciones miserables. No solo fue que el capitán de los Yanquis no pudo ganar otro anillo de Serie Mundial, sino que su temporada terminó cuando tuvo que ser asistido para salir del terreno de juego con un tobillo fracturado.
“Absolutamente terrible”, enfatizó Jeter ayer cuando se presentó en el primer día del campamento de primavera para los jugadores de posición de los Yanquis. “También fue duro en lo mental, pero más físicamente. Estuve atascado en el sofá unas cinco, seis semanas, donde no me podía desplazar mucho. No fue divertido”.
Jeter, de 38 años, se fracturó el tobillo izquierdo el 1 de octubre cuando perseguía un rodado en el primer partido de la serie de campeonato en la Liga Americana contra Detroit, y una semana después fue operado.
Algunos días más tarde pudo comenzar a correr en el terreno y espera estar listo para el día inicial de la campaña, el 1 de abril contra Boston. “¿Por qué no sería esto razonable?”, se preguntó. “Estoy justo donde debería estar. El primer día, sí, ha sido siempre el objetivo”.
Jeter viene de una temporada en la que su producción subió. Fue el líder de la liga con sus 216 hits, además de batear .316 con 15 jonrones y 58 empujadas. Se lesionó el tobillo a mediados de septiembre y luego sufrió varios pelotazos de foul en el pie.
“Al principio una contusión ósea que luego se agravó. Finalmente, resultó en una fractura por fatiga. Se me dijo que podía jugar, y jugué. Desafortunadamente se fracturó, pero haría lo mismo otra vez si tuviera que hacerlo”.
Ver en la versión impresa las páginas: 11 B