Félix Rivera
Estudió su primaria en Jinotega, su secundaria la estudió en el colegio Rubén Darío de Managua y en el colegio Don Bosco de Granada.
Los siguientes 10 años los estudió en el Seminario San José De La Montaña, regentado por los padres jesuitas.
Es ordenado sacerdote el 6 de febrero de 1955 en la Catedral San Pedro de Matagalpa.
Fue párroco de Sébaco y San Isidro por varios años y al regresar a Matagalpa es nombrado vicario de dicha Diócesis.
De 1960 al 63 estudió Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma, Italia.
El 24 de julio de 1982 llega a Jinotega y se hace cargo de la Prelatura de Jinotega y el 6 de septiembre de 1984 es consagrado primer obispo de Jinotega de la Catedral San Juan.
El 24 de junio del 2005 entregó la Diócesis de Jinotega, al actual obispo, monseñor Carlos Enrique Herrera. Desde entonces es obispo emérito de Jinotega.
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Monseñor Pedro Lisímaco Vílchez, quien fuera el primer obispo de Jinotega, desde el 6 de septiembre de 1984 al 24 de junio del 2005, falleció este martes 19 de febrero a las 8:15 a.m. en el hospital Victoria Motta de esta ciudad, donde fue llevado de urgencias la tarde del lunes 18 de febrero, después de dos años continuos de delicada salud.
El padre Francisco Blandón Meza, actual párroco del municipio de Wiwilí y exvicario de la Diócesis de Jinotega, calificó de “gran pérdida para la Iglesia católica de Jinotega y del país, la muerte de monseñor Vílchez, ya que fue un gran misionero, que fundó muchas capillas católicas en las comunidades rurales, incluyendo la zonas mayangnas y misquita”.
Blandón Meza sostuvo que de acuerdo al Derecho Canónico, el Canon 1242, refiere que en las iglesias no deben de haber cadáveres, a menos que se trate de un romano pontífice, un cardenal, un obispo de una diócesis o un obispo emérito, por lo tanto monseñor Vílchez tendrá que ser enterrado en la Capilla de Guadalupe, que yo mandé a construir en el 2006, dentro de Catedral San Juan.
Monseñor Carlos Enrique Herrera, actual obispo de la Diócesis de Jinotega consultado al respecto, confirmó que efectivamente los restos de monseñor Vílchez descansarán en la Capilla de Guadalupe de la Catedral, como lo establece el derecho canónico, pero que lo único que hasta el momento no saben es cuando será sepultado, porque se está a la espera que lleguen unos familiares que residen en el exterior.
El religioso manifestó que “su muerte enluta a la Iglesia católica, no solo por ser el primer obispo de Jinotega, sino porque preparó el camino de esta Diócesis por más de 20 años promoviendo el crecimiento en la fe y realizando obras sociales.
El Padre Ruderick Sobalvarro Chavarría, quien fue ordenado sacerdote por monseñor Vílchez el 21 de febrero del 2001, dijo que su muerte “es una pérdida en el sentido humano, pero en el sentido Cristiano no, porque el que da la vida por el Señor, no la pierde sino que la gana y como peregrinos debemos de reconocer que vamos al encuentro con el Señor”.
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