AFP
Centroamérica, territorio estratégico para las operaciones de tráfico de drogas desde el sur hacia Estados Unidos, se debate en el dilema de intensificar la lucha frontal contra los poderosos cárteles, impulsada por Washington, o buscar otras alternativas para neutralizarlos.
En medio de este debate, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tratará mañana la lucha antidrogas, además de asuntos de comercio y cooperación, con los mandatarios de Centroamérica, en una cumbre que se celebrará en Costa Rica, luego de su visita a México.
“En la agenda de temas de seguridad, el combate y lucha contra el narcotráfico ocupa un papel de primer orden”, dijo en vísperas de la visita el ministro de Seguridad de Costa Rica, Mario Zamora.
Washington estima que el noventa por ciento de la cocaína que se consume en Estados Unidos pasa en vehículos, avionetas, lanchas y hasta submarinos por México y Centroamérica. El constante flujo comercial intrarregional tampoco ha sido desaprovechado por los narcos, que embalan los paquetes en furgones de mercancías.
Los cárteles de México como el de Los Zetas, el más sangriento, y el del Pacífico, una alianza entre el de Sinaloa y el del Golfo, expandieron sus operaciones a Centroamérica y se apoyan de capos locales para asegurar el paso de la droga. Recientemente instalados laboratorios de drogas sintéticas.
En guerra
Helicópteros, radares, grupos élites militares y hasta destructores lanzamisiles participan en el combate al negocio de la cocaína, que mueve en el mundo unos 85,000 millones de dólares al año, 35,000 de estos en el mercado estadounidense, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
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