Elízabeth Romero
Un estudio realizado entre familiares de mujeres que emigran a Costa Rica confirmó que en su mayoría se ven obligadas a dejar el cuido del hogar a personas de la tercera edad que más bien demandan de cuido de otras personas, lo cual vulnera sus derechos.
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Estos, para Ana Isabel Espinoza, son proyectos migratorios efímeros que las mujeres no logran cumplir.
Las cuidadoras abordadas expusieron que las mujeres, por estar indocumentadas, muchas veces están en condiciones de vulnerabilidad y más susceptibles a explotación e inestabilidad laboral.
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Una de las conclusiones que hace el estudio es que en realidad la responsabilidad en el hogar que deja la mujer migrante recae en las cuidadoras y no en el ingreso de las remesas enviadas por estas, como se ha estimado.
DESCUIDAN SUS HOGARES PARA CUIDAR OTROS
El estudio financiado por ONU Mujer fue efectuado en 2010 y está relacionado con migración, cuidado y desarrollo.
Revela que las mujeres incrementan su protagonismo en las migraciones internacionales, señala Ana Isabel Espinoza, quien coordinó el estudio.
Según explicó Espinoza, el estudio determinó que “el cuidado era un vector de desigualdad, en el sentido de que las mujeres ofrecen sus cuidados para cubrir el déficit de cuidado en Costa Rica y dejan descubierto o no dejan garantizado el cuidado de los suyos aquí”.
Las cuidadoras en su mayoría tenían condiciones precarias. Entre los testimonios que aparecen en el estudio está el de la suegra de una migrante: “Yo me quejé a ella. Yo le dije: ‘Mirá Marcia, yo ya soy una anciana, yo vivo enferma, tengo hipertensión arterial, tengo complicaciones porque tengo artritis aguda también, yo no puedo trabajar…’ Los niños van creciendo le digo yo, el gasto es más serio”.
El estudio también evidencia que la inserción laboral en el sector cuidado en Costa Rica no ha ofrecido a las migrantes ni a los hogares de estas posibilidades de desarrollo.
Además, la investigación demuestra que “la etapa de transición demográfica que atraviesa Nicaragua, que conduce hacia un progresivo envejecimiento de su población y el predominio de potenciales cuidadores entre la población migrante, parece dirigir a una crisis de cuidado que presentará dificultad para ser administrada solo a nivel de la familia, lo cual requerirá del protagonismo del Estado”.
Y aunque lo que revela el estudio bien puede aplicarse a otros destinos migratorios como España, Espinoza señala que entre más largo es el destino, más se le dificulta a las mujeres reunirse con los suyos.
Se estima que casi un millón de nicaragüenses son migrantes.
En los últimos años el destino más próximo de migración es Panamá, donde, aparentemente, existen condiciones más favorables para migrantes que las encontradas hasta ahora en Costa Rica, donde viven cerca de 400,000 nicaragüenses.
El Banco Central de Nicaragua informó que el país recibió 1,014.2 millones de dólares en remesas familiares en 2012, principalmente de Estados Unidos, la cifra más alta de las últimas dos décadas.
Las remesas provinieron principalmente de Estados Unidos con 553.4 millones de dólares, Costa Rica con 182.6 millones de dólares y España con 57.9 millones.
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