14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Rafael Mitre (seudónimo de Rafael Benavente Zeledón), recientemente ha publicado su poemario La jauría. LA PRENSA/Marta Leonor González

¡La jauría!

Uno de los epígrafes que se encuentra al principio del poemario de Rafael Mitre, La jauría (2012), es de Vincente Huidobro: “¿Cómo podré dormir mientras haya adentro/ tierras desconocidas?”.

León Salvatierra

Uno de los epígrafes que se encuentra al principio del poemario de Rafael Mitre, La jauría (2012), es de Vincente Huidobro: “¿Cómo podré dormir mientras haya adentro/ tierras desconocidas?”.

Al inicio pensé que esa metáfora me anunciaba un yo poético ansioso por encontrarse a sí mismo, pero después me di cuenta que se trataba de otro fenómeno. Lo que anunciaba el epígrafe no era la “reconciliación”/reencuentro con un “yo” perdido (niñez, amor, unidad, certidumbre, etc.), sino más bien el conflicto de dicho reencuentro. Descubrir las tierras (des)conocidas es (re)conocer los pedazos de sí mismo.

Esos pedazos son la jauría que cada uno de nosotros trae por dentro, un grupo de instintos animales que nos acechan, a los que constantemente estamos tratando de evadir, porque desatarlos o enfrentarlos implicaría desatar nuestros deseos, miedos, memorias, imaginaciones e instintos más bajos. En el instante que la metáfora conlleva a dichos conflictos, invierte su función estética para empujarnos a nuestra dimensión política.

Entramos al poemario por la puerta de la estética y salimos de choque con la moral de la sociedad —por la puerta del patio— para replantearnos nuestra propia fe, ideologías, instituciones, relaciones sociales, etcétera. Dicho de otra manera, chocamos con nuestra dimensión política, incitada por la metáfora de La jauría .

LOS RASGOS HUMANOS

En efecto, esta obra nos presenta la posibilidad de descubrir en nosotros rasgos muy humanos, que el discurso social, cultural y religioso denomina, con frecuencia, como deformaciones y defectos morales; por ello, la sociedad nos ha enseñado, implícita o explícitamente, a cubrirlos o reprimirlos en el inconsciente.

[doap_box title=”El poeta que canta a su época” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

En este sentido, yo veo la poesía de Mitre distante al concretísimo de Ernesto Cardenal, un poeta que aun cuando nos habla de Dios, da la impresión que nos está hablando de alguien tan próximo como el vecino de al lado, lo cual es admirable; por esta razón, siento en la poesía de Cardenal al poeta de la presencia.

[/doap_box]

Revelarnos ante esta situación supone un descreer, una carencia de fe. Esto lo encontramos en el primer poema, que, a propósito se titula Jauría impía : “Soy el perro de mi sueño/ que crece en la calle/ mientras ando, / el perro ancestral que esperó/ naciera para morderme/ el perro pintado con crayolas/ que sirve de custodia a mi interior/ el alias que me saluda/ con un ladrido”. Estos nueve versos condensan la jauría del yo poético; lo que continúa es un ahondar en esos temores humanos, es enfrentar con honestidad esas deformaciones. En versos posteriores escribe Mitre “¿Cuánto tiempo pasé evadiéndome?”.

Enfrentarse a la jauría personal es experimentar la soledad, la ausencia; es el perro que muerde su cola en un vano intento por despulgarse; es ver un yo que se reconoce a sí mismo fragmentado y herido —de ahí que la focalización del poemario sea el mundo interior del yo—. Estamos ante un poeta lírico por excelencia, que se ve a sí mismo en lo que no está, lo que está pero solo en su huella, por esta razón el recurso poético que más predomina en la poesía de Mitre es la metáfora, cuya función es establecer nexos entre lo que está y lo que no está, opuesta a la metonimia, que es el recurso de la presencia, en el cual el significado se establece entre elementos que se relacionan por su proximidad.

La otra que se lleva

Rafael Mitre

Florecía y la cortaba

para llevársela como perfume.

Germinaba

y cuando crecía

la sesgaba para hacerla pan y llevársela.

Llovía

y juntaba sus manos

para dársela de beber o para que se mirara.

Llenaba todo

y las temperaturas de su alma

lo agitaban.

En su interior

ella se reproducía

a la misma velocidad

con que lo hacen las bacterias

y le dejaba en cama.

Él era como un carpintero

lleno de reglas y ripios;

entrando y saliendo

por los cristales de los automóviles.

No comprendía,

que aunque le llevara todo, no cabría nada,

que aunque la trajera del brazo, estaría ciega.

El mar

Rafael mitre

¿Qué manos mueven la tela del mar?

¿Qué viento ondea esa verdosa,

 azul, bandera?

¿Qué noche aún

no se ha diluido de las gaviotas lejanas?

De esas  llamas,

¿qué dirigibles sonrosados se elevan? 

¿Quiénes tejieron los encajes de las olas?

¿quiénes  han construido

esas etéreas tierras de sangre degradada?

¿Quién ha llorado tanto?

¿Quién ha bordado tantas estrellas en una caída de Sol?

¿quién le enseñó al mar su canción de cuna?

¿Soñará el mar guerras y naufragios?

O ¿su sueño es el sueño de sus víctimas?

¿De cuántos corazones

se sujetan las amarras del poniente?

¿Cuántos corazones marineros

se necesitan para hacer palpitar 

la superficie del mar?

¿Los barcos de la noche son brasas del atardecer?

¿Se abren las puertas de las pupilas

y el mar trae,

entre escombros, el corazón a la arena?

¿Las olas son canes que muerden al aire,

al azul?

¿Por qué amansa el mar tanto a la arena? 

¿por qué borra las huellas?

¿Comete el Sol un crimen que la noche limpia?

La Luna ha dejado una estela de marfil,

un frente de culebras ampas

se mueven desaforadas.

El mar es tan profundo

que los que se aman se olvidan

¿Cuánto oro es necesario para que nazca la noche?

Cultura arte Poesía Poeta archivo

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Dios...y la Intimidad de la Poesia...
    Hace 11 años

    Mitre sigue muy de cerca, la tonica del vanguardismo existencial poe
    tico Nicaraguense…muy prometedor. Porque el sabor mundial de la
    poesia del momento, se conjugan unas a las otras…en sucesion de
    ideas y palabras que formamos los versos, que repetimos sin darnos
    cuenta…pero que tiene sentido solo para el que la siente y escribe.
    Por eso escribimos poesia…para expresar con el alma, algo que tenga sentido para interpretar la vida…y consecuentemente …la
    muerte. Logica Ilusoria!

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí