Cables combinados / Teherán
El nuevo presidente de Irán, Hasan Rohaní, reiteró el fin de semana que trabajará para mejorar las relaciones exteriores y acabar con las sanciones impuestas a su país.
Rohaní, un clérigo musulmán chií moderado, que ganó en primera vuelta las presidenciales del pasado 14 de junio, aseguró que sus principales objetivos son “rescatar la economía de Irán y conseguir una interacción positiva con el mundo”.
Desde ese año, Ahmadinejad habló de “amplios acuerdos de cooperación” para la fabricación de vehículos, maquinaria agrícola, cemento y productos químicos, construcción de centrales eléctricas y apoyo a la agroindustria, pero poco se ha materializado.
En mayo del 2012 se anunció la condonación de la deuda de Nicaragua, pero aún no se realiza.
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A los actos de su juramentación, que incluyeron la ratificación en el cargo por el líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Alí Jameneí y su toma de posesión ante el Parlamento, no fueron invitados los gobiernos de Israel ni Estados Unidos. Sin embargo, este último respondió al discurso de Rohaní asegurando que Estados Unidos será un socio “de buena voluntad” si el nuevo gobierno en Teherán “elige comprometerse de forma substancial y seria con las obligaciones internacionales” en torno al programa nuclear de ese país.
Rohaní sostuvo que “en el ámbito internacional daremos nuevos pasos para el desarrollo del pueblo de Irán con el objetivo de lograr beneficios para la nación y el levantamiento de las sanciones”, en referencia a las medidas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, que afectan la economía.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, manifestó que “la investidura del presidente Rohani representa una posibilidad para Irán de actuar rápidamente para calmar las profundas preocupaciones de la comunidad internacional sobre su programa nuclear”.
UN REFORMISTA
En su intervención, durante su ratificación en el cargo por el líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Ali Jameneí, Rohaní recordó que ha llegado a la Presidencia con “el apoyo de la gente que quiere un cambio, una vida mejor, sin corrupción, sin pobreza y sin discriminación” y señaló que sus votantes esperan “un mayor respeto y dignidad”, en aparente referencia a los reclamos de una menor presión social por parte del régimen teocrático de la República, donde miles de opositores y disidentes del sistemas están encarcelados.
En todo caso, Rohaní, un clérigo de 64 años que lleva casi cinco décadas de lucha por la revolución islámica y más de tres en cargos relevantes del régimen, aseveró que con las pasadas elecciones no hubo “ruptura entre el pueblo y el Estado” y agradeció al presidente saliente, Mahmud Ahmadineyad, también presente en el acto, su labor al frente del país en los pasados ocho años, en los que la situación económica y las relaciones exteriores del país han sufrido un grave deterioro.
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