Wendy Álvarez Hidalgo
Cada vez son más las empresas que solicitan profesionales bilingües. Y aunque también son más nicaragüenses los que están apostando a estudiar inglés, las escuelas de idioma perciben que la demanda de cursos todavía es insuficiente como para satisfacer la necesidad de los empresarios y la inversión que llega al país.
A las escuelas de idiomas están llegando hasta desempleados que ante la imposibilidad de ubicarse en un puesto laboral, invierten sus ahorros en cursos de inglés con la única esperanza de encontrar un empleo. También acuden a los cursos niños, profesionales y técnicos.
“El nicaragüense últimamente se ha dado cuenta de la importancia del inglés, es el idioma de los negocios a nivel mundial, es el idioma del internet, de los documentos, y hoy se siente que se está convirtiendo en una prioridad”, sostiene Franklin Téllez, director académico del Centro Cultural Nicaragüense Norteamericano (CCNN).
El incremento en la demanda de la enseñanza del inglés ha ocasionado incluso el surgimiento de nuevos centros de estudios de este idioma. “Si están surgiendo es porque el nicaragüense se está enfocando en invertir”, enfatiza.
Medina advierte que si Nicaragua no le da un mayor impulso a la masificación del inglés en el mercado del trabajo ese obstáculo se convertirá en grave “cuello de botella” para la competitividad del país.
La situación empeora, añade, porque también existe “una enorme deficiencia” de maestros de inglés y se debe empezar por resolver esta situación. “El mundo se mueve en inglés”, enfatiza.
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De hecho este centro con más de 70 años de existencia, está invirtiendo en la construcción de un edificio para atender a 500 estudiantes por día. Actualmente apenas tiene mil alumnos en todos los programas que ofrece, lo que refleja el dinamismo de este segmento de mercado de la educación.
Pero ¿qué impulsa la demanda? “La mano de obra bilingüe ha llegado a un punto que ya está escasa, y la demanda sigue creciendo”, alerta Téllez, algo en lo que también coincide Elsie Rivas, gerente general de Wall Street Institute, una franquicia internacional que llegó al país hace cuatro años ante la oportunidad que ofrece el mercado nicaragüense para formar a profesionales bilingües. Comenzaron con un estudiante y hoy atienden a 380.
Rivas señala que para el país sería “catastrófico” si en los próximos años no se acelera la formación de la mano de obra en el inglés porque eso podría afectar la llegada de más inversión. “Cada día el inglés está en crecimiento, pero no con el crecimiento que todos estamos esperando”, enfatiza. Confía en que Nicaragua dispondrá en los próximos años de más bilingües para captar más inversión y ser más competitivos.
FUERTE DEMANDA
Y mientras se logra eso, lo cierto es que a las escuelas acuden las empresas en busca de bilingües para cargos altos, medios y bajos, y según Téllez y Rivas ahora es más frecuente la solicitud de contadores, administradores, ingenieros, arquitectos y técnicos bilingües. El problema es que no hay profesionales de este tipo, o al menos son escasos.
Las bolsas de trabajo que operan en Nicaragua también sienten esa presión de las empresas. De cada diez personas que llevan su currículum, por ejemplo, a MampowerGroup, solo uno sabe inglés, “y no lo domina ciento por ciento”, dice Sonia Vanegas, gerente de país de esta bolsa de trabajo.
Vanegas considera que se tiene que avanzar en esta formación, principalmente desde la educación media para ganarle la batalla a esta barrera. Eso “permitirá que los jóvenes tengan una inserción más rápida al mercado laboral”.
Entre las ventajas que tiene un profesional o cualquier persona que tiene el inglés como segundo idioma, es que se garantiza un puesto de trabajo bien remunerado, incluso a veces muy por encima de un egresado de la universidad o maestría.
Según Vanegas ahora para conseguir un puesto de trabajo en una transnacional se requiere como requisito básico el dominio de este idioma, considerado universal.
BAJA LOS COSTOS
Aunque el istmo está muy cerca de Estados Unidos y a simple vista eso parece ser una ventaja para la región, Téllez lamenta que menos del dos por ciento de los centroamericanos es totalmente bilingüe, aunque aclara que países como Costa Rica es de los más avanzados en ese idioma.
Y aunque en Nicaragua se están impulsando programas de educación del inglés, Téllez admite que el alto costo de los cursos sea uno de los obstáculos que impide que los padres de familia puedan costear este tipo de estudios para sus hijos.
En Nicaragua formar a un bilingüe requiere de una inversión promedio de 2,000 dólares. Téllez señala que el país tiene que avanzar en la estandarización de la educación bilingüe. Es decir que los centros educativos cumplan con los parámetros mundiales. “Un curso de inglés tiene que durar más de 700 horas como mínimo”, menciona.
Rivas, por su lado, dice que para facilitar el acceso a los cursos han realizado alianzas con algunas instituciones financieras para crear programas de créditos especiales para financiar este tipo de enseñanza.
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