Waleska R. Cisne
Hace veinte años Dorothy Barnhouse (cantante estadounidense) aspiró tener un sueño, enseñar música a la niñez del barrio René Cisneros, a través del coro de la Iglesia.
“Nuestra finalidad ha sido la de llevar y enseñar música a través de un programa enriquecido y completo, no como un pasatiempo y ese ha sido nuestro pegón con los padres, que no apoyan a sus hijos”, apuntó.
Otro de los desafíos es trabajar en barrios de alto riesgo, es que se enfrentan a la constante lucha por evitar que los niños se involucren en la delincuencia.
“El trabajo nuestro no es solo con los niños, sino con los padres también. El enseñarles que la música es un arte y que se necesita de disciplina y compromiso, como todo en la vida, es nuestra misión”, concluye Reyna Somarriba.
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Ese anhelo tomó forma cuando se unió el padre Ángel Torellas (director del coro de Batahola), junto a Barnhouse decidieron conformar en 1993 Música en los Barrios, un programa de educación musical que atendería a los niños del René Cisneros, 14 de Septiembre, Villa Austria y Ciudadela Nicaragua.
Con clases de flauta dulce, enseñando el método Suzuki, inició y ha crecido con diez mil niños en las clases de flautas. Maestros de preescolar, primaria y secundaria con el programa ¿Cómo enseñar jugando a través de la música?, incorporado a Música en los Barrios como parte de la enseñanza, años más tarde de su fundación por la alemana Luise Scherf.
Relevo generacional
Uno de los principales logros es el relevo generacional. De los nueve maestros actuales, ocho de ellos iniciaron su formación musical desde su propio barrio.
Hoy forman parte de diversos programas musicales, orquestas, proyectos y escuelas de música, como miembros, directores y maestros, logrando consolidar el objetivo de expandir la educación musical en el país.
Reyna Somarriba es maestra e inició en el Proyecto de Batahola con el padre Torellas. Ella se desempeña como supervisora de Música en los Barrios, y es la directora de la Escuela de Música de la Casa de Los Tres Mundos en Granada.
De su labor Somarriba refiere: “Para mí estos veinte años han sido una escuela, una gran experiencia. Ha sido mi vida prácticamente y Música en los Barrios es el lugar que me ha enseñado a enamorarme de los niños y del aprendizaje”.
La mayoría de los docentes, al igual que ella, se enfrentaron a enseñar sin tener la experiencia, casi de manera autodidacta, eran niños enseñando a niños y con el gran reto de que otros pudieran aprender y disfrutar a través de la música.
La flauta dulce y otros
El proyecto de música atiende a ocho barrios de Managua: Sabana Grande, Laureles Sur, Nicarao, Domitila Lugo, René Cisneros, Roberto Clemente, Paraisito y Linda Vista, con 300 niños organizados.
Dayana Melisa Salazar Urrutia, de 8 años de edad, originaria de Sabana Grande, dice estar en el proyecto hace dos años. “Para mí es importante porque aprendemos y nos divertimos con la música. Toco la flauta y el piano y me gusta mucho”, relata sonriente.
Aunque la flauta dulce ha sido el instrumento predominante y característico, Música en los Barrios también ha desarrollado, programas de aprendizaje con otros instrumentos como guitarra, violín, viola, chello, piano, oboe y flauta traversa.
Al respecto Paola Moreira, directora de Música en los Barrios, explica: “Es un programa de carácter social, que se ha llegado a convertir además en una escuela de música, brindando un programa especializado somos un programa integral”.
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