Amalia Morales/Ayapal
Ayapal volvió a estremecerse. Esta vez por la caminata pacífica que hicieron ayer unas 400 personas de la denominación religiosa la palabra de Dios, seguidora del predicador William Braham, el mismo grupo religioso al que pertenecían los seis civiles que murieron en la balacera ocurrida hace 15 días, en la que también cayeron cuatro policías.
Los caminantes de William Braham entraron a Ayapal cantándole a Dios. Muchas casas del pueblo estaban cerradas.
Gran parte del comercio cerró desde el día anterior, según confió Martín Vásquez, alcalde auxiliar de la alcaldesa de San José de Bocay.
La gente de Ayapal esperaba la entrada del grupo religioso desde el domingo, sin embargo, en la noche del lunes, un nutrido grupo de campesinos, compuestos en su mayoría por mujeres y niños, acamparon en una finca que está a unos cuarenta minutos del poblado.
Los campesinos venían de comunidades como Saupí, Silanplanta y Parparcito, esta última es la comunidad de la que provenían varios de los que participaron en los hechos sangrientos del 4 de diciembre. Ese día un grupo de campesinos cometió robos en algunos negocios, la Policía intentó frenar sus fechorías, sin embargo, los campesinos desarmaron y atacaron a los policías. El resultado de la trifulca fue: 10 muertos, cuatro policías y seis civiles.
Cuando garroteaban y disparaban, los campesinos gritaban: “Gloria a Dios, muerte al Diablo”, oyeron varios comerciantes del sector conocido como la Boca de Ayapal, donde ocurrió la balacera.
Las autoridades locales y policiales, descartaron la presencia de grupos rearmados, y atribuyeron el ataque a una “secta”. Después de la matanza el comerció se deprimió en Ayapal.
RECHAZAN VERSIONES SOBRE EL GRUPO
Y por las calles de este pueblo, que es el corazón económico del municipio de San José de Bocay, comenzaron a circular distintas historias sobre este grupo religioso. Que se desnudan en sus cultos religiosos, que venden todas sus pertenencias y que viven en champas alrededor de la iglesia, que sacrifican niños y que con la sangre pintan las paredes del templo.
Sin embargo, los líderes religiosos que llegaron ayer a Ayapal, rechazaron todas esas historias que, dijeron, han inventado sobre ellos.
Dijeron que sobre ellos se ha dicho “un montón de cosas falsas. No hay pruebas de nada. Nos han puesto como satánicos y no somos nada de eso”, aseguró José Feliciano Almendárez, uno de los líderes de la Iglesia de Cristo del Evangelio Genuino, mejor conocida como Mensaje de Restauración.
“Vamos a una marcha santa y no vamos a tomarle ni un comino a nadie”, agregó José Tinoco otro de los líderes, minutos antes de que la marcha entrara a Ayapal.
En el poblado de Jinotega, a unos 300 kilómetros de Managua, la población estaba nerviosa. En muchas casas colgaron pedazos de telas blancas como símbolo de paz.
La caminata entró hacia las diez y media de la mañana. Antes de que entraran se sabía de ellos por los coros de alabanza a Dios, pero también por las coordinaciones de la Policía y la Comisión de Paz, que garantizaron la tranquilidad tanto para los caminantes como para la población temerosa de Ayapal.
“Nuestros líderes dijeron que no trajéramos ni un alfiler, ni una cuchilla, vamos a ir porque allá quedaron nuestros seres queridos”, dijo un hombre gordo y bajito del grupo religioso respecto a los muertos.
En el sector Kantayawás, el comisionado Denis Castro, segundo jefe departamental de la Policía de Jinotega, les garantizó a los dirigentes que el grupo religioso que iba en son de paz, tendría garantizada la seguridad durante su marcha.
La caminata atravesó todo Ayapal, y se detuvo en los lugares donde cayeron los familiares del grupo religioso. Allí oraron y cantaron. Luego fueron al cementerio y volvieron a orar y cantar.
Después del mediodía, cuando concluyó la “marcha santa” los campesinos de las “iglesias genuinas”, como se llaman, se marcharon. La Policía dispuso vehículos para trasladarlos a un poblado cercano, donde hoy reanudarán su marcha, y les garantizó comida.
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