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Álvaro Taboada T.

Ucrania y los intereses geopolíticos

Una correcta evaluación del complejo problema ucraniano debe incluir un tema fundamental, a menudo descuidado: la simetría o asimetría de intereses geopolíticos de los países involucrados. Sobre esto volveré en los párrafos finales. Además hay en este caso otro hecho desafortunado pero real: en temas de seguridad nacional, reales o percibidos, el derecho internacional frecuentemente juega un rol subordinado.

En referencia a Ucrania, la lucha por su independencia abarca siglos. Su territorio fue el crisol donde se forjaron los pueblos de Bielorrusia, Rusia y Ucrania. El principado de Kiev fue el primer gran poder eslavo. Pero vinieron los infortunios: la invasión de los mongoles; el dominio lituano-polaco; el sojuzgamiento por Rusia (a partir del tratado de Peryaslavi, 1654) y el despotismo zarista. Tras declararse independiente a finales de la Primera Guerra Mundial, fue invadida por la Rusia bolchevique, y la rendición de los poderes centrales dejó sin efecto el Tratado de Brest-Litovsk (1918) que establecía la independencia ucraniana. Así Ucrania fue ingresada a la URSS. En este contexto, Stalin prohibió el uso del idioma ucraniano, colectivizó la agricultura y confiscó las cosechas, condenando así a morir por hambre a millones de ucranianos. Con todo, Ucrania (601,000 kilómetros cuadrados y 52 millones de habitantes) fue (después de Rusia), por sus industrias y recursos, la más importante de las 15 repúblicas soviéticas y en 1945, tras varias permutas territoriales, alcanzó su integración geográfica, sujeta a Moscú. En 1953 Rusia le cedió Crimea, territorio ruso desde 1792. Muchos altos dirigentes soviéticos, como Brezhnev, eran ucranianos. Sin embargo, comprensiblemente, el nacionalismo prevaleció y al llegar la crisis de la URSS, Ucrania declaró su independencia en 1991.

Ahora bien, el interés de Moscú en preservar su influencia sobre Ucrania, y sus bases militares en Crimea, es un caso de interés asimétrico, en esta instancia favorable a Moscú: Ucrania es mucho más importante para Rusia que para Occidente. Aunque esto no implica que Occidente abandone a Ucrania, este caso debe ponerse en perspectiva, sin maniqueísmos de ningún lado.

Tras el fracaso del comunismo, Gorbachov dejó ir, sin conflicto, a los satélites del imperio soviético. Sin embargo, se entendía que la OTAN (alianza militar creada para contener la agresividad comunista) no se extendería hacia el este, un compromiso tácito claramente incumplido: La OTAN ahora incluye doce nuevos países, todos centro o euro-orientales. La dirigencia rusa siente que están cercando a su país. Consideran inaceptable que el cerco llegue a sus puertas. Para defender su postura, el presidente Putin no ha vacilado (carente él mismo de una sólida cultura democrática), en apoyar al pro-ruso, autoritario y ultra-corrupto expresidente ucraniano Yanukóvich. Además ha citado la “necesidad de defender” a los ruso-ucranianos (22 por ciento de la población), aunque no están amenazados. Por su parte, Occidente teme que esto sirva a Rusia para repetir lo que ya hizo en Georgia.

La salida a este embrollo será posiblemente un compromiso formal de Occidente ante una legítima preocupación rusa: Cero bases militares occidentales en Ucrania aún cuando esta llegara a ser miembro de la Unión Europea. También posiblemente Moscú se obligará a no obstaculizar los legítimos deseos de la mayoría ucraniana, empeñada a acercarse estrechamente a Occidente. Ucrania, cuyos vínculos geográficos, económicos y culturales con Rusia son tan profundos como complejos, vitales para ambos, debería ser un magnífico nexo Rusia-Europa. Además, la cooperación ruso-europeo-estadounidense será imprescindible para enfrentar los retos futuros, entre ellos el ascenso económico-militar de China. Lo contrario es peligrosa miopía. El autor es Doctor (Ph.D) en Estudios Internacionales.

Opinión intereses Ucrania archivo

COMENTARIOS

  1. fernando
    Hace 10 años

    Lo que pasa es que EU está manipulando y sirviéndose de los sectores proeuropeos que quieren anexarle Ucrania a Europa con el “noble” fin de acorralar a Rusia, y hacer con ella lo que antes hicieron con Libia. Los europeos sueñan con tragarse Ucrania. Ofrecen el oro y el moro, pero al final, solo son promesas, como cuando los EU ofrecieron carretadas de dinero a Nic. si votaba por Violeta Chamorro, y todavía estamos esperando. Si Rusia fuera imperialista ya hubiera invadido Ucrania.

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