La mujer frente a sus derechos sexuales y reproductivos
Urania Ruiz Condega
Millones de mujeres adultas y jóvenes alrededor del mundo demandan de los gobiernos y la sociedad el respeto a sus derechos sexuales y reproductivos. Desean decidir por ellas mismas si van a tener hijos, cuántos tener y en qué momento tenerlos; quieren defender su derecho a la vida, a la privacidad, a vivir libre de violencia, a su autonomía personal y sexual; quieren protegerse de infecciones de transmisión sexual, el VIH, el sida, y tener el derecho al más alto estándar de salud posible.
Desde el principio de la existencia del ser humano la mujer ha estado sujeta a las decisiones del hombre. A través de la lucha por hacer valer sus derechos, en las últimas décadas ha logrado importantes avances en su emancipación. No obstante, todavía hay sectores de la sociedad que continúan defendiendo este tipo de relación que promueve sea la mujer quien cargue con la mayor responsabilidad en la pareja, tenga el número de hijos que el hombre quiere, cuide de ellos y mantenga hasta el final un juramento de fidelidad, pese a cualquier circunstancia.
Si este juramento fuera un compromiso cumplido por ambos, la sociedad y las familias gozaran de mayor bienestar y plenitud, con expresiones sexuales gratificantes, responsables y libres de riesgo, elementos esenciales para el goce de una salud integral.
Cuando las mujeres pueden tomar la decisión de limitar el número de hijos a tener, conservan más recursos para apoyar el núcleo familiar, la nutrición, la educación y la crianza de cada niño, cuando tienen un adecuado distanciamiento entre sus embarazos les permite lograr un alto nivel de educación, participar en la fuerza laboral y en la vida pública, son más sanas y tienen hijos más sanos.
Es solo mediante la educación en sexualidad y la planificación familiar que las mujeres jóvenes pueden retrasar el embarazo y así evitar las graves consecuencias que conlleva, entre estas, el riesgo de muerte materna, riesgo de muerte del recién nacido, salto de etapas en el desarrollo, pasando de niña a madre, con las implicaciones emocionales y psicológicas que ello implica, abandono de estudios, rechazo por parte de la familia, la sociedad, abandono de la pareja y afectación de la economía familiar.
En Nicaragua el uso actual de métodos anticonceptivos entre las mujeres del área urbana y rural es 82.2 y 78.1 por ciento respectivamente, esta diferencia es significativa en la vida de las mujeres del área rural, lo cual asociado a la falta de educación sexual, incide en las altas tasas de embarazos en adolescentes proveniente de dicho sector.
En el 2006 la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas adoptó como meta para 2015 “lograr el acceso universal a la salud reproductiva” bajo el Objetivo 5 de Desarrollo del Milenio, enfocado a mejorar la salud materna.
Esta adopción es un reconocimiento del rol que ejerce la planificación familiar en la reducción del número de muertes maternas en el mundo y en la mejora de la salud reproductiva, pues muchas de las muertes ocurridas por causas relacionadas con el embarazo y el parto pudieran haber sido evitadas, si todas las mujeres que deseaban un método anticonceptivo hubieran podido obtenerlo.
Es responsabilidad nuestra hacer que los gobiernos cumplan con sus promesas para que las mismas se transformen en servicios y suministros adecuados y que las mujeres puedan disfrutar de una buena salud sexual y reproductiva.
Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos constituidos por una serie de beneficios relativos a la sexualidad que emanan de los derechos a la libertad, igualdad, privacidad, autonomía, integridad y dignidad de las personas; por consiguiente cuando brindamos a las personas suministros de salud reproductiva y facilitamos acceso a servicios de calidad, educación e información, estamos aumentando su capacidad de ejercer esos derechos, de lo contrario sus derechos humanos son negados.
La autora es responsable de Salud Sexual Reproductiva de Profamilia, relacionado a la mujer y sus derechos sexuales y reproductivos.