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Carlos Alberto Montaner

El secreto de los Estados totalitarios

¿Cuál es la pieza clave en la construcción de la jaula totalitaria? Sencillo: la eliminación real de la separación de poderes, aunque se mantenga la fantasía formal de que continúan existiendo.

Lo explico.

Max Weber describió el fenómeno y acuñó la frase “monopolio de la violencia”. Lo hizo en La política como vocación . Era la facultad que tenían los Estados para castigar. Solo a ellos les correspondía la responsabilidad de multar, encarcelar, maltratar y hasta matar a quienes violaban las reglas.

Podían, eso sí, delegar esa facultad, pero sin renunciar a ella. Permitir mafias y bandas paramilitares que actúan al margen de la ley descalificaba totalmente al Estado. Era una disfuncionalidad que lo convertía en una entidad totalmente fallida, en la medida en que abdicaba de una de sus responsabilidades esenciales.

No obstante, el Estado, si se acomodaba al diseño republicano, incluso si se trataba de una monarquía constitucional, no podía recurrir a los castigos sin que lo decidiera una corte independiente. Este tribunal, a su vez, debía interpretar una ley previa, y sancionar de acuerdo con un código penal igualmente aprobado por un parlamento independiente.

El Barón de Montesquieu, lector de John Locke, lo había propuesto en 1748 en El Espíritu de las Leyes : el Estado debía fragmentar la autoridad en tres poderes independientes y de rango similar para evitar la tiranía. Las monarquías absolutistas reunían en el soberano esas tres facultades y eso, precisamente, las hacía repugnantemente autoritarias.

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Si quienes mandan hacen las leyes y juzgan e imponen los castigos, generan miedo entre los ciudadanos e inducen en ellos una actitud de sumisa obediencia que transmiten a los hijos “para que no se metan en problemas”. La víctima termina por colaborador con su verdugo. Una vez que las tuercas está bien apretadas y la jaula perfeccionada, el común de la gente, con la excepción de un puñado de rebeldes, aplaude y baja la cabeza.

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Si quien castigaba se arrogaba las facultades de hacer las reglas y de aplicarlas, la sociedad, carente de protección, se convertía en rehén de sus caprichos. Los gobernantes podían hacer de ella y con ella lo que les daba la gana.

Ese elemento —la separación de poderes— era la médula de las repúblicas creadas en los siglos XVIII y XIX tras las revoluciones norteamericana, francesa y, por supuesto, latinoamericanas. De alguna manera, era la garantía de la libertad.

Este preámbulo viene a cuento del bochornoso espectáculo de la Venezuela de Nicolás Maduro, donde los paramilitares en sus motos, amparados por la complicidad del Gobierno, asesinan impunemente a los manifestantes que ejercen su derecho constitucional a manifestarse pacíficamente.

Viene a cuento de un parlamento convertido en un coso taurino en el que se lidia a la oposición, se le clavan banderillas, se golpea a los diputados que protestan, o los expulsan arbitrariamente, como hicieron con María Corina Machado, y se dictan medidas ajustadas a las necesidades represivas de la oligarquía socialista que gobierna.

Si Maduro necesita eliminar las manifestaciones de los estudiantes o encerrar a los alcaldes que protestan, o a los líderes a los que teme, como a Leopoldo López, solicita las normas, hechas a la medida por tribunales o por parlamentarios obsecuentes, y da la orden a los cuerpos represivos para que actúen.

Viene a cuento de unos tribunales que sentencian con arreglo a la voluntad del poder ejecutivo, porque la ley ha dejado de ser una norma neutral para convertirse en un instrumento al servicio de la camarilla gobernante, empeñada en arrastrar por la fuerza a los venezolanos hacia “el mar de la felicidad” cubano.

Un país, Cuba, donde, como en cualquier dictadura totalitaria, sencillamente no creen en las virtudes de la separación de poderes y repiten, con Marx y con Lenin, que esa es una zarandaja de las sociedades capitalistas para mantener los privilegios de la clase dominante.

Esta falsificación de las ideas republicanas —las de Bolívar y Martí, las de Juárez— van gestando una nueva facultad propia de este tipo de Estado: desarrollan el monopolio de la intimidación. Gobiernan mediante el miedo. Ese es el elemento que uniforma a la sociedad y la convierte en un coro amaestrado.

Como quienes mandan hacen las leyes y juzgan e imponen los castigos, acaban por generar un terror insuperable entre los ciudadanos e inducen en ellos una actitud de sumisa obediencia que suelen transmitirles a los hijos “para que no se metan en problemas”.

La víctima termina por colaborador con su verdugo. Ese exactamente es el objetivo. Una vez que las tuercas han sido convenientemente apretadas y la jaula perfeccionada, el común de la gente, con la excepción de un puñado de rebeldes, aplaude y baja la cabeza.

En ese punto ya no existen vestigios de la separación de poderes. El autor es Periodista y escritor. Su último libro es la novela Otra vez adiós. ©FIRMAS PRESS

Opinión Secreto totalitarismo archivo

COMENTARIOS

  1. JULIO REYES
    Hace 10 años

    Excelente y pre calro articulo, igual sucedio en Nicaragua en los 80 y hoy no menos igual se repite, sin separacion de poderes la democracia solo es de nombre, igual en Nicaragua si sales a protestar te echan las turbas motorizadas apoyadas por la alcaldia, lo vimos con el reclamo de los ancianos, la Juventud Sandinista es la encargada, los CPC y los CLS son los orejas en el barrio y en los trabajos, “EL COMUN DE LOS SANDIA APLAUDE Y BAJA LA CABEZA”

  2. SERGIO F OCONNOR
    Hace 10 años

    Muy interesante las explicaciones de la”sepacion de poderes” al estilo izquierdista. Los Gobiernos totalitarios se refuerzan con el dinero del capitalismo y asumen a lo interno del Pais un socialismo aplicado solo a la poblacion. Para el caso de Nicaragua, vemos a un Daniel Ortega hablando de socialismo-solidario y Cristiano, envolviendo con ello filosofias propias de la Iglesia y de la Democracia y en ambas situaciones Ortega miente, ya que el NO es ni Cristiano ni democrata, es COMUNISTA ATEO.

  3. Rosa
    Hace 10 años

    Cualquier similitud con Nicaragua… es mera coincidencia. Y a igual estimulo igual resultado…Ortega nos esta empujando a la insurreccion popular de nuevo, a la guerra civil, como esta sucediendo en su paradigmatica Venezuela del Siglo XX!…formula agotada y desprestigiada que la desmorona y desangra. Ojala que el dialogo con los obispos sea el inicio de la escalera para que Ortega se baje de la nuve…antes que nos lleve al circulo vicioso que vivimos con Somoza.

  4. Ronaldo Monteleon
    Hace 10 años

    Una Revolucion sentaria en el banquillo de acusados a los miembros del CSE, CSJ, A.N. Diputados oficialistas y aliados, Ministros del Regimen etc. que sean juzgados por el pueblo acusados de traicion a la patria. En el caso del Ejercito depurar 3 jerarquias de este, dando oprtunidad a oficiales intermedios. Policia depurar todos los mandos y a corto plazo crear una nueva fuerza policial educada con principios democratas.

  5. Ronaldo Monteleon
    Hace 10 años

    Han convertido a Nicaragua en un estado populista profundamente corrupto, cuando una nacion padece tanta podredumbre politica el unico remedio una Revolucion. La Revolucion es un proceso que implica cambios profundos y mutacion, destruccion y reconstruccion, el exito de la Revolucion exige la destruccion total del regimen opresor. Paises que necestian una Revolucion: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia.

  6. Ronaldo Monteleon
    Hace 10 años

    Los Tiranos acostumbran concentrar en sus manos los poderes del Estado usan titeres para guardar las apariencias y dar aires de democracia; en el CSE Roberto Rivas, Emmet Lang, Lumberto Cambell. En la CSJ Rafael Solis, Yadira Centeno, Juana Mendez, Rosales. En la AN Rene Nunez, Edwin Castro y tantos sapos.
    “Cuando una tirania viola los derechos del pueblo, la insurreccion es para el pueblo el mas sagrado e indispensable de los deberes”
    Maximiliano Robespierre, lider de la Revolucion Francesa

  7. jose m. fernandez.
    Hace 10 años

    Quien inicio estra barbarie fue Lenin inspirado en el irrealismo del ideal Marxita.Esto marca la vuelta de la humanidad al atrazado y retrogrado estado de salvajismo politico dictatorial del caudillo por la fuerza y a la fuerza,nada de razocinio y mucho menos de derechos individuales o generales,y ni hablar de quejarse o de protestar,estas legitimas peticiones naturales quedan criminalizadas y penalizadas automaticamente bajo la totalitaria ferula comunista.El estado y sus dirigentes son todo…

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