A Yasiel Puig ya no se le puede decir “Caballo loco” tan a la ligera. Cerca de cumplir el primer aniversario de su memorable debut en las Grandes Ligas, la evolución del cubano como bateador es evidente.
“Son más turnos en Grandes Ligas los que tengo. También sirve andar con Adrián González, siempre se te pega algo”, comentó Puig a AP sobre el inicialista mexicano.
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“Ha mejorado mucho respecto al bateador de hace un año”, dice el mánager de los Dodgers, Don Mattingly. “No se le puede pedir más”.
Algunos ejemplos de Puig, el bateador más refinado y selectivo, más allá de la fascinación que despierta por la exagerada manera cómo suelta el madero tras el contacto —según datos de fangraphs.com, al iniciar la jornada del miércoles— le ha hecho swing al 26.8 por ciento de los picheos fuera de la zona de strike, mejor respecto al 37 por ciento del año pasado. Al ser montado en cuenta de cero bolas y dos strikes el año pasado, se ponchó 43 veces sin conseguir un solo boleto gratis. Este año, sin embargo, lleva 17 ponches con dos boletos, tras 25 apariciones al bate en esa circunstancia, justo como bateó la semana pasada el octavo de los nueve jonrones que lleva en la campaña. Dejó pasar cuatro lanzamientos seguidos, todos por las esquinas del plato hasta que pescó el quinto, una recta por el medio de Wade Miley.
“Está obligando a los lanzadores que le tiren strikes”, dice Mattingly. “El año pasado estaba ansioso en situaciones importantes. Este año está más calmado, más paciente, y los rivales le tienen que tirar strikes. Una vez que puede hacer eso, no tiene límites en lo ofensivo”.
Es un Puig distinto al de la recta final de la pasada campaña. Aunque acabó segundo en la votación al Novato del Año al batear para .319 con 19 jonrones y un slugging de .534, el cubano se desdibujó en sus últimos 21 juegos de la temporada, en los que su promedio fue de .191 y el slugging quedó en .397, además se ponchó diez veces en sus 22 turnos de la serie de campeonato.
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